Otro durísimo combate internacional espera a un boxeador italiano. Nuestro peso pesado Gianmarco Cardillo viajará a Nueva York, donde el próximo 26 de julio se medirá con el dos veces campeón olímpico Bakhodir Jalolov en el mítico Madison Square Garden. El combate formará parte del respaldo de una velada organizada por Top Rank, la promotora de Bob Arum, cuyo evento principal será el mundial WBO del peso superwélter entre Xander Zayas y Jorge García Pérez.
Gianmarco Cardillo tiene 36 años, ha sido dos veces campeón de Italia en el peso pesado y cuenta con un récord profesional de 12 victorias, 1 derrota y 2 empates. Nunca ha boxeado fuera del país, y entre sus mejores triunfos figuran los logrados ante sus compatriotas Ivan Di Berardino, Alfonso Damiani y Emanuele Venturelli.
En su última aparición sobre el ring, en septiembre del año pasado, el púgil de Cassino cedió el título nacional al toscano Eduardo Giustini, quien lo desorientó con su movilidad y su guardia zurda, adjudicándose la mayoría de los diez asaltos disputados.
Bakhodir Jalolov también boxea con guardia zurda como Giustini, pero su historial como amateur, su talento y las expectativas que el mundo del boxeo tiene puestas en él están a años luz de las que rodean a nuestros pesos pesados. El gigantesco boxeador uzbeko se colgó el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y en los de París 2024, demostrando cualidades excepcionales.
Con una estatura superior a los dos metros, brazos larguísimos, una pegada devastadora, buena movilidad y grandes fundamentos técnicos, Jalolov ha ganado con facilidad sus 15 combates profesionales, 14 de ellos por nocaut. El único rival que ha conseguido llegar al último asalto con él ha sido el ucraniano Ihor Shevadzutskyi, vencido por puntos hace poco más de dos meses en Astaná.
Sobre el papel, el combate entre Jalolov y Cardillo se presenta como una misión casi imposible para nuestro representante, que se medirá con un rival claramente superior en experiencia, técnica y potencia. Aun así, el italiano merece toda nuestra admiración y respeto por haber aceptado un desafío tan complicado, del que muchos habrían huido sin pensárselo dos veces.