Sebastian Fundora necesitó solo cuatro asaltos para arrasar con el desafortunado retador Chordale Booker en el evento estelar de la velada organizada por Premier Boxing Champions en la Michelob Ultra Arena de Las Vegas. La Torre Infernal, como es apodado el campeón mundial del peso superwélter del CMB y la OMB, llevaba casi un año sin subirse al ring, pero no mostró la más mínima señal de inactividad, logrando una victoria dominante.
Como suele ocurrir en los combates de Fundora, la diferencia de altura entre los dos boxeadores fue impactante desde el principio. Booker, con 22 centímetros menos de estatura y 25 centímetros menos de alcance que su rival, adoptó una táctica cautelosa, protagonizando un primer asalto bastante insulso en el que el propio Fundora tampoco pisó demasiado el acelerador.
A partir del segundo asalto, el ritmo aumentó. El campeón avanzó con mayor decisión, mientras que el retador intentó frenar su avance con ráfagas esporádicas, aunque sin demasiada frecuencia. En esta fase, la diferencia física entre ambos púgiles se hizo más que evidente: cada vez que Fundora conectaba, daba la sensación de poner en serios aprietos a su rival, cuyos golpes, en cambio, no generaban ningún efecto tangible.
Booker intentó valientemente imprimir mayor agresividad a su ofensiva al inicio del tercer asalto, pero su intento resultó ser solo un espejismo. Fundora absorbió sus ataques sin problemas y pasó rápidamente al contraataque, dominando la segunda mitad del asalto y preparando el terreno para lo que sucedería en el siguiente.
Sin respuestas claras, Booker trató de reaccionar, pero en el cuarto asalto, el trabajo mucho más contundente de Fundora comenzó a hacer estragos, provocándole un sangrado abundante en la nariz. Un par de ganchos ascendentes de izquierda consecutivos pusieron al retador en serios apuros, obligándolo a aferrarse desesperadamente a su rival antes de caer a la lona, lo que llevó al árbitro a iniciar la cuenta.
Booker logró ponerse de pie e intentó seguir en la pelea, pero Fundora lo atacó con gran determinación, acorralándolo contra las cuerdas y conectando un devastador uno-dos que convenció al árbitro Thomas Taylor de intervenir y decretar el nocaut técnico.
Victoria fácil, por lo tanto, para la Torre Infernal, que no corrió grandes riesgos y reafirmó su fortaleza física y la peligrosidad de sus golpes. Ahora, el espigado boxeador estadounidense podría enfrentarse al retador oficial de la OMB, Xander Zayas, un talentoso puertorriqueño de 22 años con grandes habilidades técnicas y una ambición importante a pesar de su juventud. Zayas está ansioso por brillar en los escenarios más prestigiosos del boxeo mundial.
Por su parte, Chordale Booker hizo lo que pudo, pero demostró no estar al nivel de la élite. El boxeador de Stamford, de 33 años, posee buenos fundamentos técnicos, pero su falta de pegada y su resistencia al castigo son demasiado limitadas para permitirle competir con los mejores del planeta.