Sin sorpresas en el York Hall de Bethnal Green (Londres), donde el campeón europeo vigente de los pesos ligeros, Sam Noakes (15-0-0, 14 KO), cumplió con los pronósticos al vencer al retador italiano Gianluca Ceglia (21-5-1, 4 KO) en un combate unilateral. El evento principal de la velada organizada por Queensberry Promotions de Frank Warren terminó al finalizar el octavo asalto, cuando el púgil italiano se retiró, incapaz de continuar después de haber recibido una enorme cantidad de golpes.
Ceglia intentó sorprender al gran favorito con un enfoque propositivo y logró colar algunos golpes interesantes entre los guantes del campeón, quien se mostró algo rígido y tenso durante el primer minuto y medio de la pelea. Sin embargo, ya en la segunda mitad del primer asalto, Noakes dejó claros los valores sobre el cuadrilátero, imponiéndose con autoridad.
El campeón avanzaba con su jab izquierdo para luego soltar sus golpes pesados, favoreciendo especialmente los uppercuts al cuerpo, su auténtica marca de fábrica. Lo que siguió fue una demolición algo monótona por momentos pero imparable, ya que los intentos esporádicos de Ceglia por interrumpir el monólogo de su rival fueron demasiado escasos para cambiar el curso de la pelea.
El atleta italiano, tras su agresivo comienzo, mostró también una salida voluntariosa en el tercer asalto y un par de uppercuts al rostro en el cuarto, pero estas fueron iniciativas aisladas y de muy corta duración, totalmente insuficientes para oponerse a la lluvia de golpes que Noakes le lanzaba sin cesar.
El ídolo local bajó ligeramente el ritmo solo en el quinto asalto, pero la idea de que pudiera estar cansado resultó ser completamente errónea. Desde el inicio del sexto asalto, Noakes encontró su segundo aire y aumentó aún más la intensidad del bombardeo. Para complicar aún más las cosas para Ceglia, apareció una hinchazón visible en su ojo derecho que, a pesar del excelente trabajo del cutman Domenico Colella en la esquina, no dejaba de preocupar.
A pesar de haber intentado aguantar valientemente otros dos asaltos, al final del octavo asalto el retador no tuvo más opción que retirarse. El castigo que estaba recibiendo se volvía demasiado severo y, objetivamente, no había ninguna posibilidad de cambiar milagrosamente el resultado de un combate ya sentenciado.
Prueba superada sin duda para Sam Noakes, quien una vez más mostró potencia, consistencia en su acción y buenos fundamentos técnicos. Salvo por algunas pequeñas lagunas defensivas al principio, el púgil británico mantuvo firmemente el control del combate gracias a un boxeo concreto y efectivo, suficiente para convertirlo sin demasiadas discusiones en el mejor peso ligero del viejo continente.
Sin embargo, si Noakes tiene ambiciones de nivel mundial, sería prudente que agregara algunas armas adicionales a su arsenal. En una categoría actualmente poblada por verdaderos fuera de serie como Gervonta Davis y Shakur Stevenson, el estilo clásico y en ocasiones “escolar” del prospecto británico podría no ser suficiente para competir por una hipotética oportunidad de campeonato mundial.
Noakes lo hace todo muy bien, pero parece carecer de ese toque de fantasía que típicamente otorga a los grandes púgiles el don de la imprevisibilidad. Su trabajo de demolición está ejecutado con una técnica excelente, pero sus combinaciones se pueden leer con unos segundos de anticipación. Un pequeño límite que podría resultar decisivo si el nivel de sus oponentes aumenta significativamente.