Si no sigues el boxeo de forma regular y te has sintonizado en Netflix únicamente para ver Jake Paul vs. Mike Tyson, impulsado por la gran publicidad mediática del evento, tengo un consejo para ti. Retrocede un poco el cursor del video antes del inicio del combate principal y disfruta del sensacional enfrentamiento entre Katie Taylor y Amanda Serrano, válido por los títulos mundiales femeninos WBC, WBA, IBF y WBO del peso superligero. No te arrepentirás.
El magnífico combate se mantuvo equilibrado hasta el final y fue ganado por poco por Taylor con un triple 95-94 en las tarjetas de los jueces. Un veredicto que está generando debate entre expertos y aficionados, aunque todos coinciden en aplaudir la fantástica actuación de las dos protagonistas.
Era bastante previsible la estrategia de ambas boxeadoras teniendo en cuenta sus características y la dinámica de su primer enfrentamiento, que tuvo lugar el 30 de abril de 2022 en el Madison Square Garden. También en esta ocasión, Serrano tomó el centro del ring desde el principio, buscando cerrar los espacios a su rival para conectar sus potentes golpes.
Los impactos de Serrano dejaron huella ya en los últimos segundos del primer asalto, cuando Katie Taylor, acorralada contra las cuerdas, fue sacudida por una combinación tremenda. La campeona tomó nota de la lección y en los dos siguientes asaltos mostró una concentración absoluta, neutralizando la presión asfixiante de su rival con un excelente trabajo de desplazamientos, esquivas y contraataques sorpresivos.
Amanda Serrano intentó entonces aumentar el ritmo, pero el cuarto asalto resultó caótico y lleno de clinches. La puertorriqueña comenzó a sangrar debido a un choque accidental de cabezas. Aun así, cerró el episodio con un terrible gancho de izquierda al rostro, aunque volvió a verse atrapada por el boxeo astuto de la campeona en los siguientes dos minutos.
Consciente de que su obsesiva búsqueda del golpe de nocaut la hacía demasiado predecible, la retadora realizó los ajustes tácticos necesarios, aumentando significativamente su ritmo de trabajo y priorizando la velocidad de ejecución sobre la potencia para complicar la tarea defensiva de su oponente.
El espectáculo alcanzó su máximo nivel, a pesar de que un nuevo choque de cabezas amplió la herida profunda cerca del ojo derecho de Serrano. A partir del séptimo asalto, ambas pugilistas abandonaron toda prudencia táctica y se lanzaron a un intercambio feroz y abierto.
A dos asaltos del final, la situación parecía complicarse para Katie Taylor. No solo la mayor potencia de los golpes de Serrano y la impresionante continuidad de la puertorriqueña la estaban poniendo en serios apuros, sino que, además, se sumó un punto de penalización otorgado por el árbitro debido a otro choque de cabezas.
Solo los grandes campeones son capaces de encontrar dentro de sí las energías necesarias para cambiar el rumbo cuando todo parece perdido, y Katie Taylor demostró con su gran cierre ser una fuera de serie extraordinaria. La boxeadora irlandesa protagonizó un noveno asalto impresionante por su intensidad, coraje y determinación, volviendo a equilibrar la contienda de cara a los dos últimos minutos.
A pesar del cansancio y la cantidad de golpes intercambiados, ambas guerreras continuaron luchando ferozmente hasta la campana final en un último asalto lleno de giros. Mientras Amanda Serrano parecía conectar los golpes más contundentes, Katie Taylor cerró el combate al ataque con un increíble asalto final, complicando enormemente el trabajo de los jueces.
Quien escribe estas líneas tuvo al final un 95-94 a favor de Katie Taylor en su tarjeta personal. Soy consciente de que no todos estarán de acuerdo: quienes tienden a valorar más la agresividad y la continuidad de la acción sobre la precisión y limpieza de los golpes probablemente otorgaron mayor crédito a la retadora. Sin embargo, no tiene mucho sentido hablar de «robo», especialmente porque Serrano era, de hecho, la boxeadora local y el evento estaba organizado por su promotor.
Como suele suceder en los combates femeninos de alto nivel, tal vez debido a la duración de solo dos minutos por asalto, muchos episodios fueron de difícil atribución, al punto que podrían haberse decidido lanzando una moneda. Tras un espectáculo de tal calibre, sin embargo, en lugar de discutir sobre el puntaje, parece preferible centrarse en el inmenso nivel técnico y la inigualable competitividad mostrada por dos superlativas exponentes del Noble Arte.