A diferencia de muchas otras disciplinas, el boxeo es fundamentalmente un deporte individual, sin embargo, es mucho más común encontrar respeto entre compañeros de boxeo que entre atletas de deportes de equipo, donde la unión y el apoyo deberían ser la fuerza. Lo que caracteriza al boxeador, al VERDADERO BOXEADOR y no a aquellos que se hacen llamar así sin serlo en serio, es su gran corazón y su noble espíritu.
El comportamiento hacia el oponente, su «enemigo acérrimo», es noble y respetuoso, con un juego limpio que reina supremo. Se puede observar una altísima proporción de juego limpio y humanidad, mucha consideración. Nacido dentro o cerca de un ring y, a menudo, llevado más allá de él hasta convertirse en verdaderas y grandes amistades.
Quede claro, esto no es retórica, ni se pretende hacer de todo el césped un haz, porque como en todas las cosas siempre hay casos y casos, personas y personas. Pero este es un aspecto a veces subestimado por aquellos que no conocen este mundo, por aquellos que a menudo se detienen en la simple definición del término «boxeo» que encuentran en el diccionario. Al hacerlo, descubren que «es un deporte en el que dos atletas luchan uno contra el otro, en el que gana quien supera o derriba al oponente». O incluso en el sentido más amplio del término, pero aún más breve, conciso y poco explicativo, que es un «intercambio violento de puñetazos», pero todo, al final de un combate, es lo contrario de todo. Al menos para aquellos que no se detienen en la superficie.
Por supuesto, el veredicto en el ring dictamina al ganador según las reglas del juego: el objetivo es poner algo en juego, ya sea una medalla sin importancia o un cinturón importante, ya sea por un título de campeón del barrio o del mundo entero.
Pero lo hermoso del boxeo y lo que más atrae de este deporte es ver la verdadera victoria, la de los valores, que va más allá de las habilidades «técnicas» y de la obviedad del resultado. Realmente gana no quien supera al oponente, sino quien, a pesar de hacerlo, permanece humilde, humano y respetuoso con quien tiene delante. Nunca habrá verdaderos vencidos en un ring mientras la lealtad sea la dueña!
No es casualidad que se llame “noble arte”. Porque siembra coraje, fuerza y sacrificio, cultiva la técnica y el carácter, pero sobre todo premia a los protagonistas con un corazón noble. Algo que debería ser un ejemplo para la actitud de cada uno de nosotros todos los días. Una hermosa enseñanza de vida, una gran moraleja de cuento de hadas.