Eduardo «Dado» Giustini (17-3-0, 6 KO) se coronó por segunda vez campeón italiano de los pesos pesados al dominar al actual campeón Gianmarco Cardillo (12-1-2, 2 KO) en el evento principal de la reunión celebrada en Scandicci (Florencia). La victoria del retador fue dictada por decisión unánime de los jueces con las siguientes puntuaciones oficiales: 98 a 93, 98 a 92, 98 a 92.
El primer asalto, muy equilibrado, permitió a los espectadores comprender de inmediato cuál sería el tema táctico del enfrentamiento. Cardillo ocupó inmediatamente el centro del ring y trató de hacer valer su mayor tamaño ejerciendo presión sobre su rival, mientras que Giustini prefería actuar a la defensiva, moviéndose continuamente y contraatacando con golpes sorpresivos.
A partir del segundo asalto, el boxeador toscano tomó firmemente las riendas del combate, acertando con creciente frecuencia con sus combinaciones uno-dos, lo que llevó a hacer sangrar la nariz del campeón y dificultó sus intentos de acortar la distancia.
En esta fase se notó la mayor eficacia del plan táctico del retador, quien, al evitar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo y confiar en continuos entradas y salidas, maximizó su ventaja en términos de velocidad y precisión, haciendo que la superioridad física de Cardillo fuera completamente irrelevante, siendo golpeado desde todos los ángulos y aparentemente sorprendido por su dificultad para conectar.
El campeón tuvo un ímpetu de orgullo en la primera mitad del quinto asalto, cuando se lanzó al ataque presionando a su rival contra las cuerdas e intentando invertir la inercia del combate, pero sus intentos, aunque generosos, resultaron demasiado confusos para producir resultados concretos.
Durante la sexta y séptima ronda, Giustini disminuyó notablemente su ritmo de trabajo, prefiriendo controlar a su oponente a larga distancia, esquivando sus golpes con las manos bajas y luego lanzando los pocos golpes necesarios para ganar los asaltos, sin correr riesgos innecesarios.
Los continuos cambios de guardia de Cardillo resultaron ser un boomerang para el boxeador de Cassino, que al ejecutarlos a menudo se encontraba en una posición frontal, facilitando la tarea del retador de sorprenderlo con sus directos de primera intención.
En los últimos asaltos, Giustini se dio el lujo de aceptar cada vez más los intercambios a cara descubierta, probablemente habiendo notado la fatiga de su rival y considerando que podía permitirse una estrategia más arriesgada. Esta elección no tuvo consecuencias negativas; por el contrario, permitió al atleta toscano cerrar el combate en crescendo, dominando el décimo y último asalto.
Al final de las hostilidades, quien escribe tenía un puntaje de 99 a 91 a favor de Giustini, habiendo otorgado a Cardillo solo el primer asalto. Así, la labor de los jueces fue correcta y el cinturón cambia de manos con pleno mérito del retador. Veremos si ahora el boxeador toscano, que ya había sido poseedor del título italiano en 2022, decidirá defender su cetro o si apuntará a otros objetivos.