Resultado invertido respecto a hace siete meses. Esta vez, en el Tottenham Hotspur Stadium, fue Conor Benn quien terminó en hombro tras una clara victoria por puntos sobre su rival Chris Eubank Jr, que no solo perdió la gran mayoría de los asaltos, sino que también sufrió dos caídas en el último round. Sonríe por tanto Eddie Hearn, que ahora podrá aprovechar el buen momento de su “Destroyer” para conseguirle más combates importantes con Matchroom Boxing. La victoria de Benn fue dictaminata por decisión unánime con las siguientes tarjetas: 119–107, 116–110 y 118–108.
Eubank inició este desquite con cautela: Chris se movía con prudencia alrededor del cuadrilátero, cediendo completamente el centro del ring y la iniciativa a su rival, con la esperanza de castigarlo con contragolpes.
La estrategia pareció eficaz en el asalto inicial, marcado por dos derechazos de gran factura por parte de Eubank; sin embargo, no funcionó en el siguiente round, dominado por el jab de Conor Benn y sus entradas y salidas, que dejaron totalmente impotente al favorito de la víspera.
Eubank intentó introducir algunos ajustes tácticos aumentando su volumen de golpeo y evitando quedar encerrado contra las cuerdas tan a menudo durante el tercer round —bastante equilibrado—, pero la sensación de que la pelea pudiera resultar competitiva se evaporó muy pronto.
A partir del cuarto asalto, Benn cambió de ritmo y empezó a imponerse de manera clara. El Destroyer se plantaba delante de su rival, esquivando con maestría para hacerle fallar, y aseguraba los rounds acelerando en los momentos oportunos.
A Eubank le faltaba el timing necesario para contrarrestar esta táctica. El ganador del primer combate no lograba soltar sus golpes en el momento adecuado y, al pelear siempre en retroceso, permitía que su rival dictara el ritmo y dominara la escena a placer.
Los minutos pasaban y Chris hacía muy poco por cambiar la inercia del combate. Destacó una reacción de orgullo al final de un octavo round bastante aburrido, que quizá le valió ese asalto. Pero fue un episodio aislado, sin continuidad.
En los asaltos posteriores, pese a ser plenamente consciente de la desventaja acumulada, el hijo de “Simply The Best” volvió a mostrarse apático e inoperante, casi momificado, mientras Benn, con mayor reactividad y velocidad de pies, golpeaba a voluntad escogiendo cuidadosamente los momentos de ataque.
El último round puso el punto final a la actuación del Destroyer. Eubank intentó avanzar torpemente, en un intento desesperado por lograr un KO improbable, pero lo hizo de forma descoordinada y dejando enormes huecos defensivos. Benn aprovechó para conectar un jab perfecto al mentón seguido de un derechazo que rozó la nuca del rival.
No está claro cuál de los dos golpes tuvo el efecto decisivo, pero Eubank perdió el control de las piernas y cayó a la lona. El ataque posterior de Benn terminó con un violento derechazo entre la sien y la nuca mientras Chris intentaba amarrar: nueva cuenta y pelea detenida segundos después.
Por supuesto, ninguna duda sobre la identidad del ganador. En mi tarjeta personal Benn se impuso 117–109, así que no tengo ninguna objeción al veredicto de los jueces.
A Conor Benn hay que reconocerle los ajustes tácticos y técnicos que implementó para este desquite. El hijo del inolvidable Nigel gastó mucha menos energía, seleccionó mejor sus golpes, utilizó su jab con mayor continuidad y evitó con frecuencia el de su rival gracias a excelentes movimientos del tronco.
Por otro lado, también hay que subrayar que la actuación de Eubank fue realmente floja. Chris pareció un boxeador completamente acabado: lento, apático e incapaz de cambiar el ritmo cuando las cosas se torcieron. Esta derrota, tan clara y tan contundente, podría realmente marcar el final de su carrera.