Mucho espectáculo en el evento organizado por Teiken Promotions de Akihiko Honda en la Ariake Arena de Koto-Ku, Tokio, con dos títulos mundiales en juego en la categoría de peso supergallo. En el evento principal, el fenomenal Junto Nakatani defendió con éxito su cinturón del WBC ante el invicto boxeador mexicano David Cuellar, a quien destrozó en solo tres asaltos. Un poco antes, Seiya Tsutsumi retuvo con dificultad su cinturón de la WBA tras una guerra sin cuartel contra su compatriota Daigo Higa que terminó en empate.
Nakatani no mostró ningún temor especial hacia su retador de 23 años. Desde el inicio, el japonés lanzó sus golpes con máxima potencia, buscando constantemente el espacio adecuado para conectar algo importante.
Consciente del peligro extremo que representaba el campeón, Cuellar se mantuvo bastante reservado detrás de su guardia durante los dos primeros asaltos, sin aprovechar las aperturas que Nakatani le dejaba. Sin embargo, cuando el mexicano finalmente decidió ser más agresivo, su elección lo llevó al desastre.
Durante un intercambio abierto, Nakatani conectó una combinación devastadora, alternando golpes al cuerpo y a la cabeza antes de mandar al suelo a su aturdido oponente con un violento zurdazo a la cabeza. Cuellar se levantó valientemente e intentó continuar el combate, pero fue derribado de nuevo poco después para la cuenta definitiva.
Seiya Tsutsumi y Daigo Higa tenían cuentas pendientes, ya que habían empatado en una pelea de 10 asaltos en 2020. Como era de esperarse, ninguno de los dos se guardó nada, protagonizando una feroz guerra en el centro del ring.
Tsutsumi tuvo que lidiar desde el cuarto asalto con un corte peligroso sobre su ojo derecho debido a un choque accidental de cabezas y estuvo al borde de la derrota en el noveno asalto cuando Higa lo derribó con un hermoso gancho de izquierda. Sin embargo, el campeón se recuperó rápidamente, logrando también un derribo y convirtiendo el round en un firme candidato al premio de Round del Año.
En los últimos tres asaltos, Tsutsumi demostró tener más energía, cerrando el combate con fuerza y dejando una clara impresión de que merecía la victoria. Sin embargo, los jueces decretaron unánimemente el 114-114, una decisión un tanto desconcertante, aunque al menos le permitió al campeón conservar su título.