Por un lado, un Anthony Joshua que combatió con la intensidad de un empleado del catastro; por el otro, un Jake Paul interpretando el papel de Forrest Gump, corriendo sin sentido por el ring y dejándose caer continuamente a la lona en un intento desesperado por llegar a la campana final. El espectáculo ofrecido en el evento estelar de la velada organizada por MVP Promotions en el Kaseya Center de Miami fue bastante desalentador, pero terminó de la única manera posible: con un nocaut a favor de Anthony Joshua y una doble fractura de mandíbula para Jake Paul.
Desde los primeros compases de este combate grotesco quedó claro el enfoque que ambos contendientes pensaban adoptar. Paul, que para la ocasión había pedido y obtenido un ring especialmente grande, empezó de inmediato a correr por las cuerdas para evitar los intercambios, mientras Joshua lo seguía con desgana, telegrafiando sus golpes y sin la menor prisa por acertar.
El guion no cambió en los asaltos siguientes: Paul, además de moverse de forma frenética, se lanzaba de vez en cuando a abrazar a su rival, rodeándole unas veces la cintura y otras incluso las piernas, para luego esperar la separación del árbitro.
AJ, por su parte, mantenía la actitud típica de quien hace sparring en el gimnasio con un principiante y no quiere hacerle daño. Su presión era mínima, sus golpes carecían de explosividad—hasta el punto de fallar de manera evidente en varias ocasiones—y su concentración estaba bajo mínimos, tanto que fue sorprendido por un uppercut al mentón y un jab pleno al rostro en el tercer asalto.
Esta actitud del ex campeón mundial de los pesos pesados permitió a Paul mantenerse en pelea más tiempo del que muchos esperaban, pero aun sin recibir golpes devastadores, el ex youtuber ya se encontraba muy falto de aire a partir del cuarto asalto. En ese round, Paul concentró sus últimas energías para conectar algunos golpes, pero también empezó a respirar con la boca abierta y a dejarse caer a la lona en cada ocasión posible para recuperar aliento.
A Joshua le bastó con pasar de primera a segunda marcha en el quinto asalto para encaminar el combate hacia su desenlace natural. Un Paul cada vez más exhausto, tras recibir una combinación de AJ, tropezó hacia atrás por sí solo y acabó una vez más en la lona cuando su rival se le abalanzó. Aunque no entraron golpes especialmente contundentes, el árbitro decidió con acierto realizar la cuenta para sancionar lo que ya se había convertido claramente en una táctica de supervivencia.
Un nuevo ataque de Joshua—un directo de derecha seguido inmediatamente de un gancho de izquierda a la cabeza—volvió a mandar a Paul de rodillas, quien milagrosamente logró llegar al final del asalto solo porque su oponente no hizo un esfuerzo real por rematarlo.
El espectáculo, sin embargo, no podía prolongarse mucho más y terminó en el asalto siguiente, el sexto, tras otras dos caídas. La definitiva fue la que causó mayores daños, ya que el derechazo final de Joshua impactó en el mentón de Paul mientras este tenía la boca abierta, una situación que en el boxeo puede provocar fácilmente una fractura.
Jake Paul declaró ya durante la entrevista posterior al combate que sospechaba haberse roto la mandíbula. Más tarde, desde el hospital, publicó en Instagram la imagen de la radiografía que muestra los dos puntos de fractura del hueso, acompañándola con las siguientes palabras:
“Doble fractura de mandíbula. Denme a Canelo en 10 días.”
Anthony Joshua, por su parte, admitió no haber ofrecido una gran actuación y elogió al ex youtuber por haberlo dado todo y por haberse levantado varias veces para seguir peleando. Luego lanzó el desafío a su eterno rival Tyson Fury, con quien muy probablemente cruzará guantes en 2026, enviándole el siguiente mensaje:
“Si Tyson Fury es tan serio como cree, y quiere dejar de escribir en Twitter, ponerse los guantes y venir a pelear… ¡que suba al ring conmigo!”
Aunque muchos piensan, comprensiblemente, que ambos pesos pesados ingleses se encuentran ya en la fase descendente de sus carreras y que un enfrentamiento entre ellos tendría hoy un atractivo muy inferior al que habría tenido hace algunos años, seguiría siendo un evento mucho más interesante que lo visto en Miami.
