¿Una ocurrencia descabellada, destinada a ser descartada rápidamente? ¿O una perspectiva concreta que los recursos económicos manejados por Turki Alalshikh acabarán convirtiendo en realidad? A día de hoy es imposible decir si el combate entre el campeón mundial unificado de los pesos pesados Oleksandr Usyk y el prospecto británico de tan solo veinte años Moses Itauma se celebrará o no, pero las discusiones al respecto ya están sobre la mesa, con una clara división entre quienes consideran tal hipótesis una locura, por la enorme diferencia de experiencia, y quienes en cambio le darían de buena gana al chico prodigio la oportunidad inmediata de escribir la historia.
Una bofetada a las reglas y a la meritocracia
Si analizamos la cuestión desde un punto de vista estrictamente formal, no cabe duda de que, en comparación con Moses Itauma, varios otros púgiles deberían tener prioridad a la hora de obtener la gran oportunidad. El británico ha disputado apenas trece combates profesionales y aún no ha derrotado a un solo rival de verdadero nivel. Incluso su última victoria, aunque conseguida contra un nombre “conocido”, en realidad llegó frente a un Dillian Whyte en pésimas condiciones, que no ofrecía un rendimiento decente desde hacía más de cuatro años.
Las reglas compartidas entre los organismos mundiales de boxeo establecen que el próximo rival de Usyk debe ser el neozelandés Joseph Parker, quien se ganó la condición de retador oficial con tres victorias de prestigio ante Deontay Wilder, Zhilei Zhang y Martin Bakole, dos de ellas partiendo como desfavorecido. Si consideran la meritocracia un valor y no les agrada la idea de que el boxeo sea inmune a ella, deben reconocer que adelantar a Itauma por delante de Parker representaría una seria injusticia.
Todos fascinados por el peso pesado que se mueve como un mediano
Pero entonces, ¿por qué tantos, empezando por Alalshikh, quieren ver cuanto antes el choque entre el viejo león y el cachorro de dientes afilados? El motivo es sencillo: lo que Itauma ha mostrado hasta ahora entre las dieciséis cuerdas ha dejado boquiabiertos incluso a los expertos más cautos y poco dados a dejarse llevar. El púgil, nacido en Eslovaquia y trasladado a Inglaterra a temprana edad, ejecuta acciones y movimientos que parecerían imposibles para un hombre de su tamaño.
Su fluidez de desplazamiento, la velocidad de ejecución, la increíble compostura con la que conecta sus combinaciones sin perder nunca el equilibrio ni la coordinación, son cualidades que normalmente encontramos en las divisiones más ligeras y que en los pesos pesados lo hacen parecer casi un extraterrestre. Cierto, sus carencias quizá aún no hayan salido a la luz, pero sus virtudes son tales que han llevado a muchos observadores a preferirlo ya hoy frente a colegas mucho más experimentados.
El riesgo de quemar a un talento superlativo
«En el peor de los casos perderá la pelea y se repondrá en el futuro». Quien les diga esta frase probablemente no tenga un conocimiento profundo de la historia del boxeo o haya decidido conscientemente olvidarse de algunos pasajes. En el pasado ha ocurrido muchas veces que un boxeador con un potencial aparentemente extraordinario fuera lanzado demasiado pronto a la fosa de los leones, saliera de allí destrozado y se perdiera en el camino.
Aunque entre las dos situaciones existan innumerables diferencias, resulta útil recordar el caso de Gerry Cooney, la «gran esperanza blanca», que debido al gigantesco interés mediático que generaba fue puesto frente al legendario Larry Holmes a pesar de no haber superado nunca la barrera del octavo asalto. Cooney dio vida a un combate competitivo y emocionante, pero nunca se recuperó de aquella dolorosa derrota y vio cómo su carrera se hacía pedazos. El riesgo de exponer a Itauma a un severo castigo, con las consecuencias que ello puede acarrear en el plano psicológico, no debe subestimarse.
¿Una historia ya vista… o tal vez no?
Entre quienes impulsan el épico choque intergeneracional está quien, como el excelente entrenador estadounidense Stephen Edwards, sostiene que en el pasado más de una vez boxeadores de inmenso talento obtuvieron y aprovecharon de la mejor manera la oportunidad de encaramarse a la cima del mundo siendo muy jóvenes. En una publicación en X, Edwards mencionó los nombres de Ali, Frazier, Foreman, Durán, Benítez, Leonard, Hearns, Tyson, Holyfield, Chávez, Argüello, Sánchez, De La Hoya, Trinidad, Jones y Toney.
La verdad es que, según la opinión de quien escribe, estas comparaciones, por distintos motivos cada una, resultan bastante forzadas. Algunos de los boxeadores citados se midieron, antes de llegar al título, con rivales que los pusieron en aprietos, los derribaron o incluso los derrotaron. Otros llegaron a la oportunidad mundialista con un número de combates profesionales muy superior al de Itauma. Otros más se curtieron en el campo amateur, con cientos de peleas. El caso de Itauma, que como aficionado subió al ring apenas 24 veces, sería por lo tanto un auténtico unicum histórico.
Las gestas imposibles siempre parecen locuras
A pesar de que en este artículo se han desmenuzado varios aspectos que hacen parecer imprudente o incluso temeraria la idea de saltarse etapas y poner de inmediato a Moses Itauma frente a su majestad Usyk, queremos cerrar nuestra reflexión con un velo de duda. Vencer al campeón mundial indiscutido contando con una experiencia tan escasa parece imposible, es cierto, pero ¿cuántas gestas históricas logradas en el pasado parecían igualmente insensatas en la víspera?
¿No parecía imposible que Sugar Ray Leonard, después de haber disputado solo un combate en los últimos cinco años y tras tener que superar diversos problemas físicos, debutara en la categoría de los medianos venciendo a uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos como Hagler? ¿No parecía una locura que un joven de 17 años como Wilfred Benítez retara a un campeón maduro, experimentado y consagrado como Cervantes? La lista podría alargarse mucho más. Itauma vs Usyk es sin duda una locura, pero a veces son justamente esas locuras las que consagran en la leyenda a quienes se lanzan de cabeza a ellas…