Nakatani gana por un suspiro la tremenda guerra contra Hernández

Hoy a las 13:00 (hora italiana), un horario cómodo también para los aficionados europeos al boxeo, se celebró en PPV por DAZN The Night of Samurai en la Mohammed Abdo Arena. Fue la velada The Ring V, organizada por Riyadh Season, en Riad. Una cartelera repleta de combates de alto nivel, entre ellos el evento coestelar entre Junto “Big Bang” Nakatani (30-0, 24 KO) y Sebastian “Logan” Hernández (20-0, 18 KO) en la categoría super gallo, al límite de los 55 kg.

Estilo japonés frente al icónico estilo mexicano en ambos combates del evento principal. Entre muchas polémicas por una tarjeta absurda de uno de los jueces, el combate entre Nakatani y Hernández terminó, como se preveía, con victoria por decisión unánime (115-113; 115-113; 118-110), pero no sin enormes dificultades para el japonés. Fue todo menos una pelea sencilla: una auténtica batalla.

El combate comienza con Nakatani en guardia zurda, marcando la distancia con el jab, mientras Hernández espera con guardia cerrada, avanzando y estudiando al japonés, que lanza muchos golpes rápidos y precisos.

En el segundo asalto, Nakatani sigue imponiendo volumen, mientras Hernández se muestra demasiado pasivo, excesivamente estático, permitiendo que su rival empiece a golpearlo desde todos los ángulos: jabs, ganchos, uppercuts; un repertorio técnico notable por parte del púgil nipón.

En el tercer round, el mexicano por fin enciende los motores e intenta acortar la distancia avanzando constantemente para trabajar al cuerpo, pero las respuestas de Nakatani son rápidas y oportunas.

En el cuarto asalto, buenos los ganchos de Hernández cuando trabaja a corta distancia y, aunque Nakatani intenta no quedarse plantado frente a su rival, parece más estático que en los tres primeros rounds. La presión del mexicano marca la diferencia: en la parte final del asalto, arrincona a su oponente contra las cuerdas y descarga combinaciones con ambas manos.

Quinto asalto y Nakatani entiende que debe contener la presión del rival. Vuelve a desplazarse para cambiar ángulos y entrar con buenas combinaciones, además de golpes individuales muy precisos que el mexicano logra absorber, devolviendo también algunos golpes al cuerpo.

Intercambios constantes en el centro del ring en el sexto asalto, bellísimo y emocionante: uppercuts y ganchos de ambos lados, un gran espectáculo en la Abdo Arena. En los últimos segundos, Nakatani parece acusar un uppercut al cuerpo, casi sobre la campana.

Séptimo asalto y Nakatani vuelve a moverse alrededor de su rival: tras los intercambios del round anterior, cambia tácticamente de manera acertada. Hernández, sin embargo, avanza decidido y agresivo, lanzando uppercuts al cuerpo que resuenan en la arena.

La presión del mexicano es incontenible también en el octavo asalto, incluso para un campeón como Nakatani. Avanza siempre, golpea constantemente al cuerpo, prácticamente nunca retrocede. El japonés intenta trabajar con el jab y golpes rectos, pero Hernández avanza implacable y ese ritmo asfixiante empieza a pasarle factura.

En el noveno asalto, un Nakatani cansado y con las piernas pesadas acepta el intercambio mientras Hernández parece imparable. “Big Bang” intenta responder a los golpes del mexicano; es una guerra cara a cara, con ambos púgiles siempre pegados. Imposible llevar la cuenta exacta de los ganchos y uppercuts lanzados por uno y otro en este round.

En el décimo asalto, Nakatani intenta recuperar el control del ritmo saliendo de los ataques del mexicano, que aun así logra golpearlo y llevarlo a menudo contra las cuerdas. Un combate realmente apasionante.

Desde el inicio del undécimo asalto, Hernández parece cargar cada uno de sus golpes. Un boxeador sólido, que avanza absorbiendo los golpes precisos de su rival. Nakatani, sin embargo, vuelve a trabajar con el jab e intenta cruzar al mexicano mientras retrocede y lo espera.

En el último asalto se nota claramente que el japonés tiene el ojo izquierdo visiblemente hinchado, pero está muy decidido a ganar este round final. Parece imponer su distancia y moverse como en los primeros asaltos, continuando con golpes precisos. Hernández, no obstante, no cede ni un centímetro y sigue golpeando duro hasta el final: verdaderamente indomable. Honor a él por su actuación.

Un combate realmente magnífico: dos púgiles invictos frente a frente, que mostraron grandes cualidades técnicas y una enorme solidez mental y física.

Mi tarjeta personal marca 114-114. La victoria para Nakatani es comprensible — disputó un gran combate — pero respecto al juez que emitió una puntuación de 118-110, me siento en la obligación de decir que seguramente estaba viendo otra pelea o que quizá recibió alguna indicación entre bastidores.

A Hernández le faltó realmente muy poco para ganar el combate. Personalmente, le reprocho no haber acelerado de manera decidida en el tercer asalto, que prácticamente regaló al japonés. Un veredicto distinto podría haber arruinado los planes para el combate previsto el próximo año, que enfrentará a Nakatani con Inoue en un derbi totalmente japonés en la cima del mundo del boxeo. Y quizá este detalle haya tenido su peso a la hora de inclinar la balanza a favor del excelente “Big Bang”.

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