O’Shaquie Foster recuperó el título mundial WBC de peso superpluma, pero lograrlo resultó ser mucho más difícil de lo esperado. El brasileño Robson Conceicao demostró ser un oponente aguerrido y tenaz, cediendo finalmente solo por Decisión Dividida al término de un combate lleno de asaltos equilibrados y difíciles de juzgar. Al final, la superioridad técnica del boxeador estadounidense marcó la diferencia, permitiéndole imponerse en dos tarjetas y volver a ser campeón. Las puntuaciones oficiales fueron 113-115, 115-113, 115-113.
Aquellos que esperaban una repetición del encuentro de hace cuatro meses sin duda se sorprendieron, ya que la dinámica de esta revancha fue bastante diferente, y el nivel de espectáculo fue mucho mayor. Esta vez, para alegría del público, ambos boxeadores brindaron una pelea intensa y entretenida.
En el combate de julio, Foster había adoptado su estilo habitual de espera y conservación, pasando gran parte del enfrentamiento en la defensiva y limitándose a conectar los pocos golpes necesarios para captar la atención de los jueces. La estrategia funcionó según la gran mayoría de los observadores, aunque no para dos de los jueces oficiales, quienes prefirieron la agresividad, aunque poco efectiva, de Conceicao.
Recordando lo ocurrido entonces, Foster intentó desde los primeros compases disputarle el centro del ring a su rival, confiando también en el factor sorpresa. Incluso trató de desconcertar al campeón peleando todo el segundo asalto en guardia zurda.
Conceicao, sin embargo, no se intimidó y, a partir del tercer asalto, comenzó a inclinar la balanza a su favor gracias a una mayor actividad y un excelente trabajo al cuerpo. Foster, después de un inicio brillante, perdió terreno, ya que su presión no iba acompañada de un número suficiente de acciones ofensivas, resaltando la mayor contundencia del rival.
Sin embargo, un buen derechazo a la sien cambió nuevamente la inercia del combate al inicio del quinto asalto. Conceicao sintió visiblemente el golpe, recurriendo al clinch para recuperarse, y Foster aprovechó la ocasión para tomar el control.
El estadounidense, en verdad, no buscó el KO con especial insistencia, pero sacó la motivación necesaria del momento favorable para adueñarse firmemente de las operaciones. Durante casi tres asaltos se vio a uno de los mejores O’Shaquie Foster jamás vistos en el ring: agresivo, brillante y hábil en variar constantemente trayectorias y tipos de golpes.
Robson Conceicao, sin embargo, no se dio por vencido y, a partir del final del séptimo asalto, comenzó a encontrar las contramedidas adecuadas. El brasileño comprendió que, peleando a cara descubierta, seguramente tendría las de perder debido a la diferencia de precisión y velocidad con su rival. Entonces, comenzó a moverse, utilizando todo el ring y empleando su jab como golpe de contención.
Obligado a perseguir un blanco en movimiento, Foster perdió el hilo de la pelea y se volvió menos efectivo y seguro de sí mismo. Sin embargo, una vez más, su derecha se mostró como el recurso adecuado para sacarlo de apuros e imprimir una nueva sacudida al combate.
Justo cuando Conceicao parecía destinado a cerrar el combate en ascenso, un hermoso gancho de Foster lo tomó desprevenido a un minuto del final del décimo asalto, haciéndolo tambalear por un momento. El instinto asesino del atleta estadounidense nuevamente dejó algo que desear, tanto que en los siguientes sesenta segundos nunca pareció que el KO fuera a ocurrir, pero el rumbo del combate había cambiado.
Un Conceicao visiblemente agotado se vio obligado a recurrir al clinch con gran frecuencia en los últimos dos asaltos. A pesar de que el retador claramente lo superaba en términos de energía restante, el brasileño nunca dejó de buscar la victoria, atacando con la cabeza baja, presionando al adversario contra las cuerdas y agotando las últimas gotas de combustible en un intento desesperado por convencer a los jueces.
Quien les escribe tenía al final del combate una ventaja de dos puntos para O’Shaquie Foster, en perfecta sintonía con los jueces Max DeLuca y Eric Marlinski, que decidieron el resultado final. La diferente interpretación del señor Tom Schreck, que vio ganar a Conceicao por un margen estrecho, no es condenable, ya que varios asaltos fueron realmente difíciles de puntuar.
Mostrar una versión inédita de sí mismo, mucho más propositiva en comparación con el pasado, no fue suficiente para que O’Shaquie Foster ganara de manera clara e indiscutible. Al contrario, la sensación de muchos es que su victoria, paradójicamente, fue más clara e incontestable hace cuatro meses, cuando perdió el cinturón mundial de forma polémica.
Evidentemente, el estadounidense no tiene en su ADN las características necesarias para llevar los combates al ataque y dominarlos siempre presionando, al menos no al más alto nivel mundial. En particular, su tendencia a no cerrar la pelea tras sacudir al oponente ayer quedó muy evidente. Veremos si en su próxima defensa mundial el atleta tejano volverá a mostrar el boxeo prudente y paciente que lo ha hecho famoso.
Por último, merece nuevamente palabras de elogio el ya ex campeón mundial Robson Conceicao, quien, como le ha sucedido a menudo en su carrera, superó las expectativas, compensando con garra, carácter y experiencia una diferencia que, en teoría, debería haberlo condenado a una clara derrota. El brasileño volvió a honrarse, demostrando que merece nuevas oportunidades de prestigio.