Algunas rivalidades están destinadas a dejar una profunda huella en una época deportiva. El enfrentamiento entre los boxeadores británicos Nigel Benn y Chris Eubank cautivó a toda una nación, aunque no la dividió por completo como se podría pensar: la gran mayoría de los aficionados en el Reino Unido apoyaban a Benn. Sin embargo, en la noche del 18 de noviembre de 1990—exactamente hace 34 años—esos seguidores sufrieron una amarga e inesperada decepción. Para conmemorar este importante aniversario, repasamos los momentos destacados del Derbi de la Discordia que encendió el National Exhibition Centre de Birmingham y abrió las puertas de la gloria mundial para el carismático Eubank.
El Destructor Oscuro: pocas dudas y muchas certezas
Quien asistía a un combate de Benn sabía exactamente qué esperar: cero florituras y pura agresividad. El Destructor Oscuro no creía en períodos de estudio; desde el primer campanazo atacaba al rival con la firme intención de finalizar rápido. No sorprende que la mayoría de sus nocauts ocurrieran en los primeros asaltos. En el momento del enfrentamiento contra Eubank, la única duda sobre su calidad se basaba en su única derrota profesional ante el valiente compatriota Michael Watson.
Frente a un oponente capaz de resistir su ataque inicial, Benn gastó tanta energía buscando el KO que terminó agotado antes de la mitad de la pelea, siendo noqueado por un simple jab en el sexto asalto. Sin embargo, esa derrota quedó atrás con cinco victorias consecutivas, incluyendo la conquista del título mundial de peso medio de la OMB y una espectacular defensa contra el temido Iran Barkley, a quien despachó en un solo asalto con tres caídas. Este triunfo fue la mejor tarjeta de presentación para el ardiente derbi que estaba por disputar.
Simply the Best: un gran campeón poco carismático
La línea entre la confianza y la arrogancia es a veces muy fina. Eubank insistía en que su aparente soberbia era simplemente un reflejo de su gran confianza en sus habilidades. Sin embargo, esto no bastaba para calmar el descontento de muchos aficionados y periodistas. Durante su carrera, la prensa escrita criticó sin piedad sus actuaciones y actitud, pero Eubank tampoco hacía esfuerzos por ganarse al público. Con frecuencia sarcástico en las entrevistas y distante con los fans, llegó a negarse a firmar autógrafos en varias ocasiones.
Su ascenso al estrellato fue una sorpresa: antes de enfrentar a Benn, Eubank solo poseía un título internacional menor. Sin cinturones nacionales o europeos en su haber, muchos creían que su gran oportunidad surgió gracias a su “boca grande”, que había generado gran expectación para el evento.
Un combate espectacular, al filo de la navaja
Sobre el ring se encontraban dos estilos opuestos, no solo en técnica sino también en personalidad e imagen. Incluso sus atuendos destacaban sus diferencias: Eubank ingresó al cuadrilátero con una toalla blanca sencilla al estilo de Mike Tyson, mientras que Benn lució un conjunto brillante y extravagante. Pero lo que realmente importaba a los espectadores era verlos intercambiar golpes, y los dos no defraudaron. Protagonizaron una pelea inolvidable, llena de giros dramáticos, intensidad y emoción.
Empezó con buen pie sobre todo Eubank, que en los primeros compases del combate controló magníficamente la distancia con su jab y exhibió esquivas milimétricas y entradas precisas. A pesar de sufrir la agresividad de Benn durante parte del segundo asalto, también logró conmoverlo de manera asombrosa, obligándolo a retroceder apresuradamente hacia las cuerdas, algo que pocos esperaban antes del combate. Sin embargo, el Dark Destroyer no se desanimó y, a partir del tercer asalto, empezó a recurrir a la artillería pesada; golpes tras golpes se abatían sobre el retador, pero este demostró una mandíbula de hierro y logró no ser arrasado.
Al comienzo del cuarto asalto, Benn estuvo nuevamente al borde de capitular: era evidente que el campeón era el boxeador más vulnerable a los golpes de su rival. Sin embargo, el feroz golpeador logró recuperarse una vez más e incluso terminó el asalto en alza, poniendo a Eubank en serias dificultades con su presión constante. «Simply the Best» comprendió en ese momento que debía recurrir a la astucia antes de volver a utilizar la fuerza bruta. Durante un par de asaltos, se apoyó en la movilidad, el tiempo y los golpes rectos, alejándose del terreno preferido por Benn y obligándolo a recalibrar su estrategia de cara a la segunda mitad del combate.
La reacción del campeón ante el intento de Eubank de escaparse en las tarjetas fue contundente y regaló a los espectadores un séptimo asalto de infarto. Tras un excelente trabajo al cuerpo, Benn fue sacudido por tercera vez desde el inicio del combate, pero rápidamente logró devolver el favor. Un potente golpe al cuerpo obligó incluso a Eubank a darse la vuelta, tal vez esperando que el árbitro Richard Steele sancionara un golpe bajo. Sin embargo, Steele señaló que la pelea continuara, y Eubank tuvo que llegar al descanso por sus propios medios. Para añadir más dramatismo, un derechazo sorprendió al retador al inicio del siguiente asalto, golpeándolo entre el hombro y el cuello mientras estaba desequilibrado, y lo envió a la lona. Steele inició el conteo oficial, y al final del octavo asalto las tarjetas estaban extremadamente equilibradas: dos jueces tenían a Benn con un punto de ventaja, mientras que el tercer juez tenía a Eubank con un punto de ventaja.
En el noveno asalto, el final del combate: en medio de otra fase equilibrada en la que ambos boxeadores se alternaban en los ataques y combinaciones, Eubank encontró la oportunidad para un devastador uno-dos que aturdió al campeón, dejándolo tambaleante sobre las piernas. Esta vez, Steele no le dio a Benn la oportunidad de recuperarse: al verlo tambalear bajo los golpes del rival, con el ojo izquierdo completamente cerrado, se interpuso entre los dos boxeadores y decretó el KO técnico. Si la previa estuvo marcada por fuertes provocaciones mutuas, el inmediato post-combate estuvo lleno de fair play: Eubank confesó que nunca había recibido un golpe tan fuerte en su vida, mientras Benn admitió haberse enfrentado a un rival mucho más habilidoso de lo que esperaba y, tras la gran decepción, expresó su deseo de retirarse, algo que afortunadamente luego desmintió.
Tres años después, los dos formidables campeones se enfrentaron nuevamente, esta vez en una emocionante unificación mundial en los supermedios, pero esa es otra historia…