El boxeo es uno de los deportes más antiguos de la historia, con más de 2.000 años de evolución en sus diversas formas. Con el tiempo, se ha perfeccionado progresivamente, introduciendo reglas y aprovechando estudios exhaustivos sobre la protección de los atletas. Gracias a las contribuciones de expertos médicos profesionales, cada boxeador puede seguir su carrera con tranquilidad, preservando su integridad física y psicológica y compitiendo con seguridad. Sin embargo, aún persisten muchos mitos comunes sobre el boxeo que dañan su reputación y alejan a algunos jóvenes de los gimnasios.
En este artículo, basándome en mis 31 años de experiencia, desde la infancia hasta el final de mi carrera profesional, responderé a los mitos más comunes asociados con el Noble Arte.
- ¿Es cierto que los entrenadores rompen la nariz a los principiantes?
¡Absolutamente no! Los entrenadores no rompen las narices de sus atletas. Sin embargo, una nariz rota puede ocurrir durante el desarrollo de un boxeador, ya sea en intercambios intensos durante la preparación, en sesiones de sparring, o, como me ocurrió personalmente, durante un combate.
- ¿Es cierto que solo las personas violentas pueden triunfar en el boxeo?
Para nada. El boxeo no requiere un carácter violento, sino carácter, fuerza de voluntad, ambición, espíritu de sacrificio y mucha creatividad. La violencia no forma parte de este deporte; al contrario, los boxeadores deben ser equilibrados y respetuosos consigo mismos y con sus oponentes.
- ¿Todos los campeones europeos y mundiales están dopados?
En absoluto. Los campeones son personas que, con pasión y determinación, persiguen un sueño que logran gracias a sus talentos, no al dopaje. Se realizan pruebas antidopaje antes de los combates e incluso durante los entrenamientos, a menudo de manera sorpresiva, por parte de un médico designado por la Federación. Además, tras los combates importantes, los médicos del evento realizan controles antidopaje inmediatamente después de la pelea, escoltando a los luchadores desde el ring hasta el área de pruebas.
- ¿Es necesario odiar a tu oponente para vencerlo en el ring?
No es necesario odiar a tu oponente. Claro que hace falta un poco de rabia, pero en su justa medida. Lo más importante es entrenar, comprender todas las facetas del boxeo y utilizar inteligencia táctica para resaltar tus puntos fuertes.
- ¿Las personas que entrenan en un gimnasio de boxeo se vuelven violentas en su vida cotidiana?
Las personas que entrenan en gimnasios de boxeo rara vez son violentas o cometen actos de agresión. Al contrario, el boxeo ayuda a desarrollar un equilibrio que permite controlar la ira y la agresividad. Además, cada entrenador enseña a sus alumnos que nunca deben usar lo aprendido en el gimnasio fuera de él, excepto en situaciones de legítima defensa o para proteger a los más vulnerables. En otras palabras, solo cuando sea estrictamente necesario.
- ¿El boxeo es un deporte inapropiado para las mujeres?
El boxeo es adecuado para todos: niños, niñas, hombres, mujeres, adolescentes. Cada grupo tiene su propio método de entrenamiento adaptado. Recomiendo especialmente a las mujeres que practiquen boxeo porque es excelente para la defensa personal y para aumentar la autoestima y la seguridad en sí mismas. Para quienes quieran ir más allá, el boxeo competitivo siempre es una opción.
- ¿Es imposible combinar los estudios con el boxeo?
Es necesario desmentir este mito de que el boxeo y los estudios no pueden coexistir. En algunos países, el boxeo incluso forma parte de los programas universitarios, permitiendo a los estudiantes obtener créditos. Además, un vistazo a la historia demuestra cuántos campeones mundiales en el último siglo eran graduados universitarios o al menos tenían un diploma de educación secundaria. Hoy en día, como siempre, el boxeo no aleja a los jóvenes de los estudios, simplemente requiere organizar bien los horarios. Por supuesto, mucho depende de los padres y entrenadores, que deben educar a sus estudiantes y comprender sus aspiraciones.
- ¿Los golpes duelen?
¡Sí, los golpes realmente duelen! No hay necesidad de dar otra respuesta, y por eso entrenas constantemente para esquivarlos.