¡Roy Jones cumple años: todas las chispas del rayo de Pensacola!

El 16 de enero de hace 56 años, en 1969, nació en Pensacola, una pequeña ciudad de Florida, uno de los boxeadores más grandes de todos los tiempos: el legendario Roy Jones Junior, conocido, entre otras muchas cualidades destacadas, por su prodigiosa e increíble velocidad. Celebramos esta feliz ocasión echando un vistazo a los momentos clave de la carrera del atleta estadounidense.

El robo olímpico y la sed de revancha

Es difícil determinar cuál ha sido la decisión más injusta de la historia del boxeo. Sin embargo, entre los principales candidatos no puede omitirse la negación de la medalla de oro a Roy Jones Jr durante los Juegos Olímpicos de Seúl. Jones dominó de principio a fin la final, superando ampliamente al atleta local, el coreano Park Si-Hun, en todos los aspectos, como reconocieron dos de los cinco jueces oficiales, el soviético y el húngaro, ambos de acuerdo en otorgar a Jones una victoria indiscutible. Sin embargo, los tres jueces restantes, provenientes de Uruguay, Marruecos y Uganda, cambiaron dramáticamente el curso del combate, otorgando al surcoreano el primer escalón del podio. Un Roy Jones en lágrimas se llevó solo la medalla de plata, pero impulsado por esa decepción pasó inmediatamente al profesionalismo, comenzando a cosechar víctimas: de los 21 rivales que enfrentó antes de su primer título mundial, solo el argentino Jorge Fernando Castro, dotado de una mandíbula casi sobrehumana, escuchó la última campana; todos los demás fueron pulverizados.

Dos campeones del Salón de la Fama superados

Para medir la grandeza de un boxeador, es una buena práctica evaluar el nivel de los principales rivales que ha derrotado. En el caso de Roy Jones, después de solo 27 combates y con tan solo 25 años de edad, su currículum ya incluía los nombres de Bernard Hopkins y James Toney, destinados a ser recordados como leyendas de este deporte, pero impotentes frente al joven prodigio cuyas hazañas narramos aquí. Jones no solo los derrotó, sino que lo hizo sin aparente dificultad, con decisiones a los puntos amplias e incuestionables, sin correr ningún riesgo. Su velocidad exorbitante desactivó por completo la técnica y la clase de estas dos figuras legendarias, y si la victoria sobre Hopkins le dio su primer título mundial en los pesos medios, la obtenida contra Toney lo consagró como emperador también en la categoría de los supermedios.

Derrota por descalificación y dulce venganza

Tras haber arrasado en los pesos medios y supermedios, Roy Jones sintió la necesidad de un nuevo desafío que consolidara aún más su leyenda, por lo que decidió subir a los semipesados para demostrar que podía dominar otra división. Después de un exitoso debut contra Mike McCallum, un boxeador con un glorioso pasado pero ya cuarentón y fuera de categoría, tuvo la oportunidad de enfrentarse a Montell Griffin, un semipesado natural e invicto que meses antes había derrotado con éxito a James Toney. Griffin, durante varias rondas, puso a prueba a Jones, obligándolo a un combate físico y por momentos sucio, pero al final también sucumbió ante el boxeador de Pensacola: derribado una vez en el séptimo asalto, cayó nuevamente en el noveno, siendo noqueado por un último golpe mientras tenía una rodilla en el suelo. La descalificación, que interrumpió la larga racha invicta de Jones, fue inevitable. Sin embargo, Roy pronto tuvo su dulce venganza: en el combate de revancha, destruyó a Griffin en menos de un asalto gracias al magistral uso de su gancho izquierdo. ¡El tercer reinado de Jones podía comenzar!

La última hazaña memorable

Dominador indiscutido también entre los semipesados, después de haber coleccionado cinturones mundiales y haber puesto en fila con embarazosa facilidad a once aspirantes al trono, Roy Jones decidió intentar la hazaña definitiva que pondría el signo de exclamación a una carrera ya memorable: conquistar un título de una organización en los pesos pesados. La idea de medirse con los gigantes ya había pasado por su mente después de la revancha contra Griffin: Jones había firmado para enfrentarse a James «Buster» Douglas, el verdugo de Mike Tyson, que en ese momento disparaba sus últimos cartuchos. Fue su padre quien lo convenció de desistir, pero la tentación nunca se extinguió del todo, y cuando el puertorriqueño John Ruiz, tenaz pero bastante lento, se encontró de manera algo rocambolesca con el cinturón WBA de la categoría, la oportunidad pareció propicia. Roy Jones, frente al público de Las Vegas, superó claramente a Ruiz por decisión gracias a una actuación espléndida: acababa de lograr algo que nadie había conseguido desde los tiempos de Bob Fitzsimmons en 1897: convertirse en campeón de los pesados después de haberlo sido entre los pesos medios.

El triste declive

Tras su brillante incursión entre los gigantes del boxeo, Jones decidió regresar a los semipesados para recuperar los títulos IBF y WBC, que había dejado vacantes y que fueron conquistados por el hambriento Antonio Tarver, un peligroso zurdo en gran ascenso, dotado de una potencia fulminante. Esta decisión marcó el inicio del fin para Jones: perder la masa que había ganado para enfrentarse a Ruiz, sacrificándose para no superar las 175 libras permitidas, tuvo un impacto tremendo en su físico, con efectos nefastos en su famosa reactividad muscular. Un Jones inusualmente apático y conservador ganó por estrecho margen, apoyándose en su astucia y experiencia, pero no convenció en absoluto. La insatisfacción de Tarver con el veredicto llevó a la revancha y, con ella, al gran shock: un terrible izquierdazo al mentón sorprendió a Jones en el segundo asalto y lo dejó fuera de combate, para asombro general. El fin del legendario campeón quedó certificado sin lugar a dudas con la derrota siguiente ante Glen Johnson, esta vez también antes del límite, pero tras nueve asaltos de completo sufrimiento: desaparecida su velocidad sublime e inaudita, el boxeador de Pensacola había perdido también su omnipotencia.

A partir del tercer combate contra Tarver, perdido claramente por decisión, comenzó para Jones una fase deportivamente tristísima, marcada por innumerables combates de poca relevancia ganados sin gloria y derrotas puntuales cada vez que intentaba elevar el nivel de la competencia. Su último combate, fechado en abril de 2023 y perdido contra el luchador de artes marciales mixtas Anthony Pettis, parece haber finalmente cerrado una historia que debería haber terminado muchos años antes. Sin embargo, la larga y criticable fase de declive no puede borrar lo que Roy Jones Jr logró durante aproximadamente 15 años, escribiendo páginas imborrables en la historia del boxeo y transmitiendo, quizás más que cualquier otro boxeador de cualquier época, la sensación de ser invencible. ¡Felicidades, gran campeón!

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