Qamili lo deja todo, pero no es suficiente: Mejía Mosqueda gana la final

El italo-albanés Muhamet Qamili lo dio absolutamente todo, pero no fue suficiente para imponerse al talentoso mexicano de 21 años Brandon Mejía Mosqueda, quien se adjudicó el Boxing Grand Prix de peso pluma tras una final intensa. Nuestro “Eti” finalizó así en el segundo puesto entre los treinta y dos participantes del torneo de Riad organizado por el WBC con el apoyo de Riyadh Season. Mejía Mosqueda se impuso por decisión unánime con las siguientes tarjetas: 76–75, 76–75, 77–74, 78–73, 78–73.

El primer asalto estuvo marcado por el equilibrio, con Mosqueda mostrando de inmediato una excelente velocidad de manos y Qamili respondiendo con tenacidad a su iniciativa, protagonizando un buen cierre de round.

A partir del segundo asalto, sin embargo, las cualidades de contragolpeador del púgil mexicano comenzaron a aflorar, poniendo en dificultades a nuestro atleta, que para acortar la distancia se veía obligado a atravesar un peligroso fuego de barrera.

Tras sufrir durante seis minutos la diferencia de velocidad de ejecución y encontrarse por detrás en todas las tarjetas oficiales en la primera lectura pública prevista por el reglamento, Qamili intentó con valentía cambiar el rumbo en el cuarto asalto. Eti conectó tres derechas consecutivas, obligando a Mosqueda a refugiarse en el clinch, pero el mexicano retomó el control en la segunda mitad del round.

El quinto asalto resultó durísimo para nuestro púgil, que en su afán por remontar comenzó a dejar huecos evidentes, teniendo que encajar varios ganchos lanzados con toda la potencia por su rival. Sin embargo, la mandíbula de Qamili superó la prueba con nota, mostrándose realmente granítica, ya que el italiano nunca dio la mínima señal de flaqueza.

Con la llegada de la fase final del combate, Mosqueda, demostrando una gran picardía pese a su juventud, incrementó notablemente el uso de tácticas obstruccionistas. El mexicano aprovechaba su velocidad de manos y su timing para golpear primero y luego bajaba la cabeza y se lanzaba hacia adelante, impidiendo así que Qamili pudiera responder.

Esta estrategia hizo casi imposibles los intentos del boxeador italiano de lanzar un sprint final y de encontrar continuidad en sus acciones ofensivas, también porque el árbitro tardó una eternidad en descontarle un punto a Mosqueda. Esto ocurrió al inicio del octavo y último asalto, tras numerosas advertencias verbales en los rounds anteriores y solo a raíz de un auténtico derribo de lucha libre ejecutado por el peleador mexicano.

A pesar de que la situación parecía ya comprometida en términos de puntuación, Qamili nunca dejó de intentarlo, aplicando una presión feroz en los últimos tres minutos, aunque sin encontrar el hueco adecuado para conectar golpes decisivos.

Aunque los jueces se pronunciaron de manera unánime a favor de Mosqueda, mostraron opiniones divergentes sobre la diferencia entre ambos púgiles. Personalmente, coincido con la tarjeta “intermedia”, la que otorgó tres puntos de ventaja al vencedor.

A mi juicio, Eti no tiene nada que reprocharse por cómo se desarrolló esta final. Se preparó de manera meticulosa, lo dio todo sobre el ring y puede regresar a casa con la cabeza bien alta. Frente a él tenía a un rival de gran calidad, hasta el punto de poder ser considerado el mejor prospecto mexicano del panorama actual.

No es un detalle menor que Mosqueda se viera obligado a retroceder y a amarrar en este combate más de lo que lo había hecho en sus doce peleas anteriores juntas. Habitualmente una auténtica máquina de guerra, en esta ocasión prefirió boxear como contragolpeador puro y recurrir a todos los trucos del oficio antes que aceptar la lucha en corta distancia.

Ciertamente, conociendo el carácter ambicioso de Qamili, se trata de un consuelo escaso. Sin embargo, estamos convencidos de que esta derrota, una vez asimilada, será utilizada por el boxeador italo-albanés y por su entrenador Alessandro Elmoety para volver a empezar con motivaciones renovadas y con un valioso bagaje de experiencia que podrá ser aprovechado en el futuro.

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