En California, en el Fantasy Springs Resort Casino de Indio, la Golden Boy Promotions de Óscar De La Hoya organizó la pelea entre el campeón WBA y WBO del peso mínimo, Óscar Collazo, y el retador Jayson Vayson.
El campeón llegaba con un récord de 12 victorias (9 por KO) y ninguna derrota, mientras que el filipino presentaba 14 victorias (8 por KO), 1 derrota y 1 empate.
Al final del combate, el campeón se mantuvo invicto y retuvo sus cinturones al imponerse por nocaut técnico en el séptimo asalto.
El duelo comenzó con “El Pupilo” en guardia zurda, muy sereno y concentrado, mientras Vayson intentaba presionar, aunque de manera bastante tímida. Hubo una fase de estudio con algunos intercambios, pero en los últimos 15 segundos el campeón derribó al retador.
El segundo asalto inició con Vayson al ataque, presionando y logrando conectar derechas precisas, mientras Collazo trabajaba muy bien con su izquierda al cuerpo.
Ambos boxeadores mostraban una velocidad impresionante, propia de la categoría, en un intercambio constante: estilos distintos, actitudes completamente diferentes.
En el cuarto asalto llegaron los golpes más duros, especialmente del filipino, que empezó a hundir su rapidísimo y certero directo de derecha, mientras Collazo seguía con cambios de nivel repentinos e imprevisibles.
El quinto round continuó con un cara a cara intenso, con el campeón adueñándose del centro del ring y aumentando el ritmo con combinaciones precisas, algo que prolongó también en el sexto. “El Pupilo” trataba de ejercer una fuerte presión, consciente de que era el momento.
En el séptimo estalló la guerra, sin escatimar golpes. Collazo arrinconó a su rival contra las cuerdas sin dejarle salida, y el árbitro decidió de repente detener la pelea, aunque Vayson aún parecía estar en la contienda.
En otra velada marcada por la Riyadh Season, el combate estelar resultó atractivo por la velocidad y la técnica mostradas por ambos. Fue un duelo muy equilibrado, un choque de estilos totalmente opuestos, pero el árbitro Thomas Taylor —a quien respeto— tomó una decisión que considero apresurada, aparentemente acordada con la propia esquina del filipino, decretando así la continuidad de la imbatibilidad y la corona de Collazo.