Tras un susto inicial, De Filippo resurge y arrasa con Licata

En el Palasport de Rezzato, en la provincia de Brescia, se celebró ayer el combate que enfrentó a Michele De Filippo y Antonio Licata, con el título italiano del peso wélter en juego.

Michele De Filippo (12-0-0, 7 KO), de 34 años y natural de San Severo (Foggia), llegaba como campeón en ejercicio, tras haber conquistado el cinturón en diciembre de 2024 ante Andrea Fontana. En la noche del viernes se midió con Antonio Licata (12-0-0, 4 KO), de 26 años y originario de Ferrara, campeón italiano “interino” de la categoría.

El combate, transmitido por RaiSport, ofreció un duelo intenso entre dos invictos con estilos opuestos: por un lado, la boxeo potente y agresivo de De Filippo, siempre en busca del intercambio corto; por el otro, el estilo más técnico y conservador de Licata, basado en el control de la distancia y el uso del jab.

Desde el primer tañido de la campana, la diferencia de estatura fue evidente. Licata, más alto, trató de imponer su jab para mantener a raya al campeón. De Filippo avanzó de inmediato, aunque algo tenso y precipitado, ansioso por buscar el nocaut temprano. Pero al hacerlo, se expuso a las réplicas del rival: un gancho de derecha al mentón lo envió a la lona. Se levantó enseguida, pero visiblemente aturdido.

En el segundo asalto, De Filippo reanudó la presión con furia. El púgil de Ferrara comenzó lúcido, respondiendo golpe por golpe. Tras un buen directo de izquierda del campeón, Licata contestó con un sólido gancho de derecha, su mejor arma en la primera parte del combate.

De Filippo continuó avanzando sin descanso, pero su exceso de ímpetu afectó su precisión y claridad, haciéndolo algo previsible.

Con el paso de los asaltos, sin embargo, la presión del boxeador foggiano comenzó a surtir efecto. Al final del cuarto round, Licata mostraba signos de cansancio. Reanimado, Michele empezó a trabajar mejor con su jab, preciso y potente.

Licata se vio envuelto en intercambios intensos, sufriendo claramente el castigo del campeón, cómodo en la corta distancia. Le costaba moverse y marcar su ritmo. El quinto asalto fue durísimo para el de Ferrara, sometido a prolongadas combinaciones de ganchos al rostro y al cuerpo.

El esfuerzo pasó factura a De Filippo, que bajó el ritmo en el sexto, lo que permitió a Licata sentirse más cómodo. En un ataque del campeón, Antonio realizó una bella esquiva y conectó una combinación limpia. Por unos instantes pareció recuperar aire, moviéndose más. Pero cuando De Filippo volvió a acelerar, no hubo escapatoria.

A pesar de las indicaciones de su esquina, Licata no lograba encadenar combinaciones. Estaba exhausto: piernas pesadas, brazos lentos. De Filippo, en cambio, no cedía terreno y seguía presionando sin tregua. Al final del octavo asalto, Licata parecía indefenso.

En el noveno, tratando de encontrar energías, Licata quedó totalmente a merced de De Filippo, que lo castigó con combinaciones a dos manos. Tras dos potentes ganchos al cuerpo sin respuesta, el árbitro inició la cuenta. El de Ferrara quiso seguir, mostrando orgullo, pero recibió una dura andanada. Una combinación de gancho de derecha y directo de izquierda selló el desenlace: De Filippo ganó por nocaut técnico en el noveno asalto.

El púgil de San Severo conserva así su título italiano del peso wélter tras una actuación sobresaliente, marcada por su intensidad y su fortaleza mental.

Ambos boxeadores fueron ejemplares al finalizar el combate, hombro con hombro durante las entrevistas. Licata reconoció las dificultades para frenar el ímpetu del rival, mientras que De Filippo analizó los aspectos a mejorar pese a su gran actuación. Ambos merecen todo el reconocimiento por su deportividad y entrega dentro y fuera del ring.

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