Tras un combate áspero y fragmentado, disputado en el PalaTorrino de Roma bajo la organización de De Carolis Promotions, Stephanie Silva fue llevada en andas. La boxeadora italiana se impuso por escaso margen a los puntos ante la combativa española Mary Romero y conquistó así el título WBC Silver del peso supermosca. El veredicto fue una decisión mayoritaria: dos jueces otorgaron a Silva una ventaja de dos puntos (96-94), mientras que el tercer juez puntuó empate (95-95).
Desde los primeros compases quedó claro que el árbitro, el experimentado Massimo Barrovecchio, iba a tener trabajo extra, ya que las cabezas de ambas púgiles—acostumbradas a asumir el papel de agresora—chocaron dos veces en rápida sucesión.
El estilo de ambas contendientes, poco dispuestas a dar un paso atrás y muy impetuosas en su avance, provocó una gran cantidad de clinches desde el inicio. Sin embargo, en los tres primeros asaltos fue Stephanie Silva quien logró destacar con algunos golpes limpios, que conectaba con astucia antes de quedar atrapada en el cuerpo a cuerpo.
Romero reaccionó con determinación y, a partir del cuarto asalto, encontró su ritmo y logró conectar buenos golpes al cuerpo. Silva, que protegía su rostro con la guardia alta, dejaba un pequeño hueco a la altura del abdomen, blanco que la española comenzó a aprovechar.
Nuestra representante supo, no obstante, hacer los ajustes necesarios, y pasada la mitad del combate, el momento favorable de la pegadora ibérica se fue desvaneciendo. Varios asaltos fueron difíciles de puntuar debido a las múltiples fases caóticas que el árbitro apenas lograba interrumpir, pero la sensación general era que Silva mantenía una ligera ventaja.
Destacó el final del octavo asalto de nuestra boxeadora, que, recurriendo a trayectorias internas, logró anticipar en varias ocasiones a su rival antes de que se produjera el choque, encarando así los llamados “championship rounds” con viento a favor.
En los dos últimos asaltos, en realidad, no ocurrió nada especialmente trascendente. El momento más llamativo coincidió probablemente con el movimiento de lucha libre de Mary Romero, que, frustrada por no poder imponer su boxeo, arrojó al suelo a la italiana al final del noveno asalto.
Los ataques desesperados de la española en los últimos dos minutos, previsiblemente impulsados por la necesidad de remontar en las puntuaciones, no dieron frutos concretos y fueron bien neutralizados por Stephanie Silva, que incluso recurrió a una pizca de obstrucción táctica.
En lo personal, tengo una puntuación final de 96-94 a favor de la italiana, que en mi opinión se llevó los asaltos gracias a una mayor cantidad de golpes limpios, producto de su superior velocidad de ejecución. Estoy, por tanto, en línea con las dos tarjetas oficiales que resultaron decisivas, aunque no me parece escandalosa la puntuación del tercer juez, ya que la elevada cantidad de asaltos difíciles de adjudicar permite aceptar también esa interpretación.
Con esta victoria, Silva se ha adjudicado un cinturón importante, no tanto por el valor del título WBC Silver en sí, sino porque este éxito podría acercarla a una oportunidad mundialista. Nuestra púgil ya tuvo una chance por el título en noviembre de 2023, cuando cayó por decisión ante la mexicana Irma García en un combate por el cinturón de la IBF. El título WBC del peso supermosca pertenece actualmente a otra mexicana, Asley González Macías, y sería fantástico que Stephanie obtuviera en un futuro próximo una nueva oportunidad para cumplir su sueño.