Escándalo en San Diego: el árbitro salva a Navarrete de una derrota ante Suarez

PorMario Salomone

May 11, 2025 #Navarrete, #WBO

Escándalo en la Pechanga Arena de San Diego, donde el retador filipino Charly Suarez fue injustamente privado de la victoria frente al campeón mundial del peso superpluma de la WBO, Emanuel Navarrete. El combate, parte de una velada organizada por Top Rank, se detuvo al inicio del octavo asalto por decisión técnica después de que el médico de turno considerara que el campeón no podía continuar debido a una herida que el árbitro Edward Collantes atribuyó erróneamente a un cabezazo accidental. La posterior lectura de las tarjetas dio la victoria unánime a Navarrete con puntuaciones de 77-76, 78-75 y 77-76.

Ya en el primer asalto se evidenció una diferencia clara en el enfoque psicológico de ambos púgiles. Mientras que Suarez mostraba nervios y se movía de forma frenética, Navarrete parecía seguro de la victoria, lanzando golpes amplios desde la distancia sin preocuparse demasiado por la defensa.

Un buen derechazo del campeón hizo que las piernas de Suarez cedieran por un instante en el primer asalto, pero a partir de ahí el combate se equilibró, con Navarrete imponiéndose por la potencia de sus golpes aislados y Suarez confiando en el volumen de golpeo para compensar su menor pegada.

El veterano púgil mexicano intentó dejar claras las jerarquías en el cuarto asalto, cuando sus clásicas combinaciones a dos manos obligaron varias veces al rival a retroceder apresuradamente. Sin embargo, Suarez no se dejó avasallar y en el asalto siguiente recurrió a constantes cambios de guardia para confundir al agresivo Navarrete.

El episodio decisivo tuvo lugar al inicio del sexto asalto. Un gancho de izquierda muy cargado del retador impactó con violencia cerca de la ceja izquierda de Navarrete justo cuando este intentaba esquivarlo. Instantes después, el rostro del mexicano estaba cubierto de sangre debido a una herida fina pero profunda provocada por el golpe.

Sin embargo, el señor Edward Collantes no dudó en atribuir el origen de la herida a un cabezazo accidental, y la repetición instantánea, que estaba habilitada, no se consideró lo suficientemente concluyente como para cambiar la decisión. Al revisar las imágenes, se observa que justo después del golpe, las cabezas de ambos púgiles se rozan levemente, lo que bastó para mantener el fallo inicial.

El combate continuó un par de asaltos más, con Navarrete claramente preocupado por la herida, tocándose el rostro repetidamente con el guante, mientras Suarez, consciente de que tenía frente a sí la oportunidad de su vida, lo acosaba sin tregua. Especialmente favorable al filipino fue el séptimo asalto, en el que el campeón tuvo grandes dificultades para contener su avance.

Apenas iniciada la octava ronda, el médico fue llamado a inspeccionar la herida y decretó la detención del combate. Una decisión cuestionable por varios motivos: la herida no parecía haber empeorado respecto a los dos asaltos anteriores, su ubicación lateral no la hacía especialmente peligrosa a simple vista, y en los rings estadounidenses hemos visto continuar combates con cortes mucho más severos.

Es difícil no sospechar que el gran momento de Charly Suarez, que en los tres minutos anteriores había dado señales claras de poder tomar el control, haya influido de manera decisiva en la decisión de parar la pelea y dar paso a las tarjetas antes de que pudieran inclinarse del todo a su favor.

Nada que objetar a las puntuaciones: yo mismo tenía a Navarrete un punto por delante al momento del parón. Pero Charly Suarez tiene todos los motivos del mundo para sentirse estafado, ya que la interrupción del combate debería haber resultado en su proclamación como campeón del mundo por nocaut técnico. Una amargura agravada por el hecho de que el retador tiene 36 años y, al no ser precisamente un joven en ascenso, podría no volver a tener una oportunidad igual para alcanzar su sueño.

Solo nos queda esperar que la WBO, cuyo nuevo presidente Gustavo Olivieri ha prometido desde su llegada integridad y transparencia, obligue a Navarrete a conceder una revancha inmediata al púgil filipino. Sería una decisión justa que, al menos, le permitiría a Suarez volver a intentarlo sin tener que esperar su turno en la clasificación.

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