Una actuación sobresaliente, muy por encima de las expectativas, no fue suficiente para que Armando Casamonica convenciera a los jueces de otorgarle la victoria sobre el peligroso noqueador canadiense Lucas Bahdi. Sin embargo, el italiano salió del ring con la frente en alto tras un combate equilibrado durante largos tramos. Los jueces otorgaron la victoria a Bahdi por Decisión Mayoritaria con las siguientes tarjetas: 95-95, 96-93 y un absurdo 98-92.
El púgil romano subió al ring plenamente consciente de la dificultad del desafío y de la peligrosidad de su oponente, quien apenas cuatro meses atrás firmó uno de los nocauts más espectaculares del año contra el desafortunado prospecto estadounidense Ashton Sylve. Casamonica, para evitar un golpe fulminante desde el inicio, peleó con mucha cautela durante al menos un asalto y medio antes de soltarse y mostrar su repertorio.
A partir del tercer asalto, el enfrentamiento se convirtió en un auténtico juego de ajedrez, con ambos boxeadores intentando sorprenderse mutuamente como contragolpeadores. Bahdi utilizaba con mayor frecuencia su jab izquierdo para controlar la distancia y cargaba su derecha en cuanto veía que su rival atacaba. Por su parte, Casamonica variaba continuamente los ángulos de ataque y las combinaciones para volverse impredecible.
Aunque la ventaja de Bahdi en términos de potencia era evidente, el representante italiano mostró más iniciativa y creatividad al encontrar formas de superar la guardia de su rival en los asaltos intermedios. Particularmente efectivos fueron los ganchos de derecha del púgil romano, que impactaban en la sien de Bahdi, esquivando su jab izquierdo.
El momento más brillante de Casamonica se produjo en el séptimo asalto, cuando una serie de ganchos ejecutados con gran potencia tomaron al atleta canadiense completamente desprevenido en el centro del ring, haciendo que los espectadores se levantaran de sus asientos. Sin embargo, Bahdi nunca se dejó desalentar por las dificultades que encontraba para conectar golpes limpios sobre el italiano, manteniéndose siempre enfocado.
En cuanto la brillantez de Casamonica empezó a disminuir ligeramente, Bahdi aprovechó para intensificar su ritmo y volverse peligroso con sus golpes secos y explosivos. El púgil italiano siguió respondiendo con coraje y determinación, pero sus piernas, a medida que avanzaba el combate, parecían más estáticas y pesadas, lo que lo obligó a involucrarse en más intercambios a corta distancia.
De forma astuta, Bahdi provocó a Casamonica al final del noveno asalto, claramente con la intención de desestabilizarlo de cara a los últimos tres minutos, y aparentemente la provocación dio resultado. El púgil romano perdió los estribos e intentó dirigirse hacia la esquina de su rival tras el final del asalto, siendo contenido a duras penas por el árbitro y su entrenador.
Si este episodio desconectó al italiano del combate o simplemente se impuso el cansancio, es difícil de decir. Pero lo cierto es que en el último asalto, Casamonica fue claramente superado por su rival, teniendo que encajar una gran cantidad de golpes pesados y sin poder replicar con la misma agilidad de los asaltos anteriores.
Los jueces decidieron premiar la mayor potencia de Lucas Bahdi en detrimento del boxeo más variado e imaginativo de Casamonica. Esto no resulta escandaloso: quien escribe estas líneas tenía una situación de empate (95-95) y considera que este fue el típico combate cuyo desenlace depende en gran medida del factor local. Sin embargo, resulta desconcertante la tarjeta del juez Nathan Palmer, que al otorgar solo dos asaltos al púgil italiano, demostró un claro sesgo o, al menos, un criterio de evaluación bastante peculiar.
Como se mencionó al principio, Casamonica puede regresar a Italia con la frente en alto, consciente de haber demostrado cualidades importantes en un escenario prestigioso. Su excelente actuación no pasará desapercibida, y es muy probable que pronto se le presenten nuevas oportunidades interesantes. Sin duda, el combate de ayer, a pesar de la derrota, le proporcionó una valiosa experiencia para aprovechar en sus próximos compromisos.