Velada organizada por Top Rank de Bob Arum en México, concretamente en la Arena Potosí de San Luis Potosí. El combate estelar de la noche ponía en juego el cinturón mundial del peso pluma de la WBO. Frente a frente, Rafael “El Divino” Espinoza, campeón vigente con un récord de 27 victorias, invicto con 23 KO, contra el dos veces campeón mundial de Muay Thai, Arnold Khegai, que llegaba con un registro de 23 victorias, 2 derrotas y 1 empate, con 14 KO.
En su cuarta defensa del título, Espinoza llegaba al combate con nueve de sus últimos rivales detenidos antes del límite, un recorrido impresionante que esta noche siguió la misma línea: “El Divino” dominó y ganó otro combate por nocaut técnico.
Primer asalto: comienza la clásica fase de estudio con un ritmo moderado, marcado por el jab de Espinoza, que aprovechaba su gran alcance. Khegai intentaba entrar en la guardia del mexicano trabajando al cuerpo y acercándose con pequeños pasos para preparar sus ataques.
“El Divino” inició el segundo asalto subiendo un poco el ritmo, manteniendo un jab muy activo seguido de golpes al cuerpo. Khegai seguía buscando la corta distancia, logrando conectar algunos ganchos de izquierda lanzados de inicio y directos de derecha al cuerpo, pero Espinoza se movía bien con las piernas y giraba alrededor de su rival.
En el tercer round, Khegai volvió a tener un trabajo complicado: tratar de acercarse evitando el obstáculo del jab de Espinoza, que mostraba gran ritmo y timing. El mexicano seguía hundiendo golpes, con un volumen muy alto, mientras que Khegai, cuando atacaba decidido con sus ganchos, conseguía impactar al rival.
El guion del combate siguió igual en el cuarto asalto: cuando Khegai lograba aproximarse, conectaba buenos ganchos, pero Espinoza se mantenía escurridizo con su juego de pies dentro-fuera, impidiendo que el ucraniano tuviera continuidad en sus ataques.
Khegai trató de ser más agresivo al inicio del quinto, mientras que Espinoza continuaba boxeando con mucha inteligencia, manteniendo la distancia y lanzando combinaciones constantes de ganchos y uppercuts que su rival absorbía, pero que comenzaba a sentir.
En el sexto, las largas extremidades del mexicano fueron cada vez más difíciles de gestionar para Khegai, especialmente cuando Espinoza empezó a hundir golpes más sólidos. El campeón de Muay Thai logró conectar algunos ganchos aislados, pero Espinoza daba la impresión de tener el control total.
En el séptimo, Khegai siguió entrando con ganchos fuertes, mientras Espinoza conectaba uppercuts continuos manteniendo la distancia. El ojo de Khegai fue revisado al comenzar a hincharse visiblemente, pero el médico permitió que siguiera, y Espinoza retomó el trabajo con ambas manos hasta impactar un derechazo potentísimo que hizo tambalear las piernas del ucraniano.
En el octavo, “El Divino” empezó a mostrar su velocidad, trabajando siempre con ambas manos. Su jab seguía causando daños constantes en el rostro de Khegai, especialmente en la nariz y el ojo izquierdo. Ganchos de izquierda, uppercuts de derecha, uppercuts al hígado: un repertorio variado del mexicano, que castigaba sin pausa a un rival incapaz de contenerlo.
El ritmo bajó en el noveno y décimo asalto con ambos pugilistas más cansados. Las soluciones fueron golpes sueltos y potentes. Espinoza cargó su derecha recta y uppercut de derecha, pero enfrente tenía un rival muy duro, siempre dispuesto a responder con sus ganchos cortos.
A pesar de su resistencia y tenacidad, Khegai no pudo continuar el undécimo asalto. Su esquina y el árbitro decidieron detener la pelea ante el ojo hinchado y la nariz rota. Victoria por KO técnico para “El Divino”.
Un combate en el que el alcance, el control de la distancia y el jab de Espinoza marcaron verdaderamente la diferencia. Sigue así un camino victorioso y dominante para “El Divino”, que se mantiene campeón con números importantes. Honor para su rival, que lo intentó y nunca rehusó el intercambio, pese a las dificultades y el castigo recibido.
Combate completamente dominado por el mexicano; ahora queda la curiosidad por el próximo paso de este boxeador tan sólido.
