Foster domina el combate ante un Fulton irreconocible

En el Frost Bank Center de San Antonio, en la velada organizada por la PBC, el campeón mundial WBC del peso superpluma, O’Shaquie Foster, dominó por completo a su rival Stephen Fulton, logrando una victoria a los puntos tan merecida como sencilla. Estas fueron las tarjetas oficiales de los jueces que, aunque amplias, parecen incluso generosas con el derrotado en comparación con lo que vimos sobre el cuadrilátero: 118–110, 119–109 y 117–111.

El combate estuvo precedido por un episodio bastante controvertido. A pesar de provenir de la categoría inferior del peso pluma, Fulton llegó al pesaje con dos libras por encima del límite y perdió así la posibilidad de competir por el cinturón. Nada demasiado sorprendente hasta aquí: es una situación desagradable, pero ya vista muchas veces en el boxeo.

Lo que hizo que este caso fuese distinto fue la sorprendente (y muy discutible) decisión de la WBC de Mauricio Sulaiman, que puso en juego el título interino del peso ligero con tal de garantizarle a Fulton un premio en caso de victoria. Muchos criticaron duramente esta decisión, considerándola un incentivo a infringir las reglas.

En cualquier caso, el retador fue castigado en el ring por su conducta poco profesional: durante las doce asaltos, Fulton estuvo completamente perdido, sufriendo una auténtica lección de boxeo.

En los tres primeros asaltos, Foster, aprovechando de maravilla su ventaja de alcance, controló la acción con una facilidad desarmante, manteniendo a raya a un rival poco activo con su jab y sus golpes rápidos.

Ambos púgiles introdujeron cambios tácticos simultáneos en el cuarto asalto: Foster cambió de guardia, colocándose como zurdo, mientras que Fulton empezó a mantener las manos más altas, dando la impresión de querer adoptar una estrategia más agresiva.

Sin embargo, el ímpetu de Cool Boy se agotó muy pronto y Foster volvió a controlar el combate sin dificultad, manteniéndose siempre a la distancia ideal para hacer daño sin correr riesgos y mostrando compostura, velocidad de ejecución y un timing de auténtico campeón.

Tras el ecuador del combate, el campeón —consciente de que no tenía nada que temer— aumentó aún más la presión y la intensidad, obligando a Fulton a retroceder y conectando un número significativo de golpes al cuerpo y al rostro.

Foster siguió desplegando todo su repertorio, cambiando de guardia otras dos veces (ortodoxo a partir del noveno asalto y de nuevo zurdo en los últimos dos), sin que ello interrumpiera su dominio. El décimo asalto fue especialmente duro para Fulton, pero incluso en los llamados championship rounds, pese a su ventaja ya inalcanzable, Foster no dejó de castigarlo.

Siendo sincero, y con mucha generosidad, solo di al retador el cuarto asalto. El combate fue unidireccional de principio a fin y nunca se tuvo la sensación de que pudiera producirse un cambio de inercia o un golpe de efecto.

La actuación de Fulton fue tan decepcionante que invita a pensar que algo salió mal durante su preparación, impresión reforzada por el peso fallido. Que Cool Boy tendría dificultades para contener el jab y la superioridad física del superpluma natural Foster era previsible y lo escribimos en nuestro análisis previo, pero no esperábamos verlo tan pasivo, resignado e ineficaz.

A estas alturas, lo más aconsejable para Fulton sería volver a la categoría del peso pluma, donde podría protagonizar varios duelos interesantes y de resultado incierto. Foster, en cambio, parece tener todo lo necesario para apuntar a una unificación: por difícil que resulte organizarlo, un combate contra el ganador del duelo mexicano entre Eduardo Nunez y Emmanuel Navarrete —quienes unificarán los títulos IBF y WBO el 28 de febrero— sería realmente espectacular.

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