Balance agridulce para el boxeo italiano en los cuartos de final del Boxing Grand Prix, el torneo organizado por el WBC en colaboración con Riyadh Season. En el peso superligero, el joven de 22 años Fiorenzo Priolo, pese a ofrecer una actuación muy generosa, fue eliminado por el sudafricano Ntethelelo Nkosi, hábil en aprovechar su ventaja en términos de potencia. En cambio, enorme alegría para Muhamet Qamili, que, contra todo pronóstico, se impuso a la estrella emergente estadounidense Troy Nash a pesar de un pésimo arbitraje que le penalizó gravemente.
Fiorenzo Priolo vs Ntethelelo Nkosi – Cuartos de final del peso superligero
En la presentación ya les habíamos anticipado un combate de alta intensidad y los hechos nos dieron la razón. Los dos púgiles renunciaron sin reparos a las clásicas fases de estudio y se enfrentaron con valentía en el centro del ring, con Nkosi destacando por la explosividad de sus combinaciones y Priolo cerrando mejor el muy equilibrado asalto inicial con su habitual lluvia de golpes.
Excelente el segundo asalto de nuestro púgil, que sin dar al rival ni un instante de respiro lo anticipaba una y otra vez con sus ataques, veloces e incesantes. Sin embargo, los jueces mostraron desde la primera lectura parcial de las tarjetas, realizada al final del segundo asalto, que no apreciaban demasiado el estilo de Priolo. Dos de ellos tenían el combate empatado, mientras que el tercero incluso veía a Nkosi dos puntos por delante.
A partir del tercer asalto, el boxeador italiano bajó un poco en términos de precisión y en el cuarto cometió un error muy similar al que le había costado una caída en los octavos de final. Al salir de un intercambio, de hecho, Priolo bajó el brazo izquierdo, quedando el rostro completamente descubierto por ese lado. Nkosi aprovechó para conectar un gancho de derecha letal, firmando así la única caída del combate.
Priolo se encontró entonces, a dos asaltos del final, con tres puntos de desventaja en todas las tarjetas: una diferencia que solo podría remontar derribando a su correoso rival. El italiano lo intentó con todas sus fuerzas, conectando un enorme número de uppercuts de izquierda al hígado y logrando incluso sacudir por una fracción de segundo a Nkosi con una derecha lanzada con toda la potencia del brazo.
Sin embargo, el sudafricano demostró ser realmente resistente, superó indemne la tormenta y en el tramo final del combate aprovechó el cansancio de su joven adversario para asegurar el resultado. Justa, por tanto, la victoria de Nkosi, aunque en opinión de quien escribe los cinco puntos de margen dictaminados por los jueces fueron demasiado severos.
Aun teniendo que abandonar el torneo antes de lo que habría esperado, Fiorenzo Priolo puede sentirse orgulloso de su recorrido. Estos tres combates han incrementado sin duda de manera decisiva su bagaje de experiencia y serán fundamentales para su desarrollo como boxeador.
Muhamet Qamili vs Troy Nash – Cuartos de final del peso pluma
Ni bien sonó la campana inicial, Qamili ya había sacado de la manga un movimiento sorpresa para desestabilizar de inmediato al muy cotizado rival: el italo-albanés comenzó el combate en guardia zurda. Sin embargo, Nash no dio la impresión de dejarse impresionar y contuvo las embestidas del adversario con sus rapidísimos golpes de contragolpe.
Durante dos asaltos, el estadounidense pareció realmente inabordable: sus brazos se disparaban en el momento justo con explosividad y rapidez. Su boxeo también fue más variado que en sus últimas presentaciones, intercalando sus característicos directos desde la larga distancia con excelentes ganchos ascendentes al cuerpo.
Qamili, sin embargo, no perdió la confianza ni por un segundo. A pesar de ceder los dos primeros asaltos y de tener que encajar un derechazo terrible —que, tomándolo por sorpresa mientras estaba con la postura frontal, lo hizo retroceder varios pasos—, nuestro representante siguió atacando sin miedo, sabiendo que su momento llegaría.
Y, de hecho, en el transcurso de un vibrante tercer asalto se tuvo la clara sensación de que la inercia estaba cambiando. Los dos púgiles se cruzaron varias veces en un crescendo de intercambios espectaculares, pero aunque Nash todavía lograba conectar con buena precisión, parecía ir perdiendo parte de su explosividad inicial.
A partir del cuarto asalto, lo que podía haber sido solo una sensación se convirtió en una certeza. Los golpes de Nash se hicieron cada vez más lentos e ineficaces, además de menos frecuentes: ¡el inteligente trabajo al cuerpo realizado por Qamili desde la primera campanada estaba dando sus frutos!
Por desgracia, el crecimiento exponencial de nuestro representante se vio frenado por un protagonista inesperado: el árbitro japonés Nobuto Ikehara, que resultó completamente inadecuado. El tercero en discordia permitió que Troy Nash convirtiera la segunda mitad del combate en una pelea de lucha libre, sin sancionarlo nunca y sin siquiera llamarle la atención con firmeza.
Cansado y sin confianza, el estadounidense bajaba la cabeza constantemente y amarraba sin pudor, sin siquiera intentar armar una acción ofensiva. Qamili ganó con claridad los últimos tres asaltos, aunque le resultó difícil conectar golpes verdaderamente letales debido al extremo obstruccionismo del rival.
Momentos cargados de suspense en la lectura del veredicto. Un juez dio la victoria a Qamili, otro increíblemente vio ganador a Nash y el tercero marcó empate. Fue entonces necesario recurrir al sistema de puntuación suplementaria que valora cuán claramente ganó cada púgil sus respectivos asaltos, y al final, ¡el brazo alzado hacia el cielo fue el de nuestro representante!
Qamili obtuvo así, con pleno mérito, el pase a las semifinales, un resultado extraordinario para él y para todo el boxeo italiano. En la próxima ronda se enfrentará al francés Yoni Valverde Jr, que en los cuartos de final venció de remontada al nigeriano Yusuf Adisa Adeniji.