Entre las rivalidades más emocionantes de los años 2000, la que enfrentó a Oscar De La Hoya, conocido como “Golden Boy”, contra Shane Mosley, apodado “Sugar”, ocupa un lugar especial en el corazón de los aficionados al boxeo. Fue una rivalidad puramente deportiva entre dos hombres que se respetaban mutuamente y reconocían la grandeza del otro. Estas dos figuras protagonizaron dos combates apasionantes y técnicamente ricos, disputados con una diferencia de tres años. Hoy, en el aniversario de su controvertida revancha, recordamos esas dos noches inolvidables de boxeo.
La lección de Sugar Shane
El primer capítulo de esta historia tuvo lugar el 17 de junio del 2000 y fue un evento de enorme envergadura, tanto que recibió el reconocimiento de Event of the Year de la prestigiosa revista The Ring. No solo se enfrentaban dos boxeadores de fama mundial por el título WBC de peso wélter, sino que además era la primera vez que el boxeo pisaba el recién inaugurado Staples Center en Los Ángeles.
Los pronósticos favorecían a DLH: aunque Mosley llegaba invicto y había causado estragos en la categoría de peso ligero, su transición al peso wélter había dejado algunas dudas. De La Hoya, por su parte, llevaba más de tres años compitiendo en la categoría de 147 libras, habiendo enfrentado a varios campeones y solo perdiendo de manera controvertida ante el formidable Félix Trinidad.
Desde el inicio, De La Hoya asumió el papel de agresor, avanzando y buscando arrinconar a Mosley para lanzar sus rápidas combinaciones. Sin embargo, Mosley, acostumbrado a enfrentar rivales agresivos, respondió con potentes derechazos que obligaron a DLH a ser más prudente. La primera parte del combate fue equilibrada, pero conforme avanzaban los asaltos, Mosley comenzó a tejer su obra maestra.
Mientras De La Hoya se mantuvo fiel a su plan táctico, Mosley mostró una variedad de habilidades dignas de un verdadero fuera de serie, alternando guardias, trabajando al cuerpo, utilizando el jab de manera múltiple y ejecutando movimientos evasivos y ataques inesperados. Cada vez que De La Hoya pensaba que había descifrado la estrategia de su rival, Mosley cambiaba de táctica, dejándolo desconcertado. Al final, Mosley fue declarado merecido ganador.
El veredicto controversial y el escándalo de dopaje: ¡Un golpe para DLH!
Antes de que De La Hoya obtuviera la revancha, pasaron tres años llenos de acontecimientos. Mosley había perdido tanto su título como su invicto, siendo derrotado dos veces consecutivas por el poderoso Vernon Forrest. Forrest demostró que Mosley, conocido por su capacidad para contraatacar, se volvía más vulnerable cuando se veía obligado a tomar la iniciativa.
Mientras tanto, De La Hoya había ascendido a la categoría de peso superwélter y se había convertido en campeón unificado tras derrotar a Javier Castillejo y al mexicano-estadounidense Fernando Vargas, a quien noqueó tras una intensa guerra. Con una victoria más sobre Campas, DLH llegaba al tan esperado segundo enfrentamiento con Mosley con todo a su favor.
En esta ocasión, el enfoque táctico fue completamente diferente. Recordando su derrota anterior y los combates entre Mosley y Forrest, De La Hoya cedió el control del centro del ring y adoptó una estrategia de contragolpe. Protegido por un jab preciso y constante, el Golden Boy controló pacientemente los movimientos de Mosley y cada vez que este intentaba acercarse, De La Hoya retrocedía y respondía con ataques rápidos.
El Mosley que había mostrado un repertorio infinito tres años antes parecía esta vez desprovisto de armas. Esperaba el momento oportuno, pero este nunca llegó. Solo en los últimos asaltos, cuando De La Hoya mostró signos de agotamiento, Mosley logró conectar algunos golpes pesados.
Parecía insuficiente y demasiado tarde, pero increíblemente, los jueces otorgaron la victoria a Mosley por decisión unánime. El 115-113 triplicado en favor de Mosley enfureció a De La Hoya y su promotor, Bob Arum. Para colmo, más tarde se supo que Mosley había admitido haber usado la sustancia dopante EPO en preparación para el combate, aunque afirmó desconocer que estuviera prohibida.
Aunque los documentos oficiales indiquen lo contrario, basándonos en lo relatado, podemos considerar que la épica rivalidad entre Oscar De La Hoya y Shane Mosley terminó con un empate.