Hay boxeadores que pasaron a la historia no solo por su talento, sino también por los espectáculos que lograron brindar al público, por las ovaciones de pie que provocaron, por dejar a los espectadores con la boca abierta. El rey indiscutible de este grupo fue sin duda el ítalo-canadiense Arturo «Thunder» Gatti, protagonista de nada menos que cuatro Combates del Año por la revista The Ring y considerado por muchos el boxeador más espectacular de todos los tiempos. Lamentablemente, el 11 de julio de 2009 Arturo falleció en circunstancias controvertidas a la temprana edad de 37 años; hoy recordamos los momentos mágicos de su carrera que ponen la piel de gallina.
La escalada al título mundial y la primera gran guerra
Nacido en Cassino, en el bajo Lazio, Gatti creció en Canadá, país que podría haber representado en los Juegos Olímpicos de 1992 si no hubiera decidido convertirse en profesional a los 19 años para perseguir sus sueños y seguir su espíritu indomable. A base de nocauts, el joven Arturo se abrió paso hasta obtener la oportunidad mundialista contra el campeón IBF de peso pluma Tracy Patterson. Gatti, físicamente dominante, ganó por puntos con una estrategia inusualmente cautelosa. Sin embargo, la verdadera naturaleza del boxeador ya se había manifestado en su primera defensa: el modesto dominicano Wilson Rodríguez, atacado con furia ciega y salvaje, bombardeó el rostro descubierto de Gatti hasta dejarlo ensangrentado y magullado. Sin embargo, el campeón, a pesar de una caída brutal, continuó atacando sin descanso hasta encontrar un dramático nocaut con un terrorífico gancho izquierdo.
Gloria y sangre: desde Ruelas hasta Manfredy, el mito se consolida
El inmenso coraje de Gatti recibió su primer reconocimiento oficial en 1997, cuando su defensa contra Gabriel Ruelas fue declarada combate del año. Enfrentado a un peleador de la escuela mexicana, Thunder, junto con su oponente, creó un verdadero asedio de defensas: los golpes llovieron en las mandíbulas recíprocas hasta que el ítalo-canadiense, sacudido por un uppercut en el asalto anterior, conectó su providencial gancho izquierdo y apagó las luces para su rival. Otra constante en la carrera de Gatti, es decir, la tendencia a sufrir terribles heridas, comenzó a causar problemas: apenas tres meses después de la pelea con Ruelas, vino la batalla con Angel Manfredy y esta vez Gatti, aunque se levantó de una caída muy pesada, fue detenido con gran desagrado por el médico debido a una horrible y sangrante herida.
La primera rivalidad: los desafíos con Ivan Robinson
Subiendo a peso ligero debido a su evolución física, Gatti tuvo que experimentar una mayor resistencia a los golpes de los boxeadores de la nueva categoría. Después de la pelea con Manfredy, vinieron otras dos derrotas, ambas sufridas contra el poco conocido Ivan Robinson. Este último resistió los ataques de Gatti y contraatacó con combinaciones interminables, causando daños visibles en el rostro maltrecho del rival: aunque derribado en el cuarto asalto y obligado a tambalearse dos veces en el décimo, el estadounidense sorprendentemente ganó por puntos. Robinson luego logró replicar el éxito también en la revancha, quizás organizada demasiado pronto, sin que Gatti se hubiera recuperado completamente. Emblemático fue el tercer asalto de la revancha, posteriormente nombrado round del año, en el que Robinson bombardeó la cabeza de Arturo durante más de 30 segundos consecutivos hasta el sonido de la campana, luego dejándose llevar por un gesto explícito de enojo e incredulidad al ver a su oponente todavía de pie.
Gatti vs Ward: una trilogía para corazones fuertes
Después de recibir una verdadera lección de boxeo por parte de Oscar De La Hoya, Gatti se encontró frente a un boxeador destinado a convertirse en una parte inseparable de su historia: el estadounidense de ascendencia irlandesa Micky «Irish» Ward. Los dos fueron protagonistas de una de las trilogías más sensacionales en la historia del boxeo, tanto que el primer y tercer capítulo de la saga fueron nombrados combate del año. Al final del primer combate, que los incrédulos comentaristas de HBO no dudaron en llamar «La pelea del siglo», los dos boxeadores terminaron en la misma sala de hospital y forjaron una amistad destinada a durar para siempre. Después de perder el primer encuentro dramático y finalmente exhibir inteligencia táctica para ganar el segundo, Gatti fue arrastrado a otra guerra mitológica en el tercer combate a pesar de los consejos contrarios del nuevo entrenador Buddy McGirt. Arturo salió como el estrecho ganador y abrazó a su rival histórico en un conmovedor abrazo después del sonido de la última campana.
El declive del guerrero y la muerte controvertida
Las tres cruentas batallas con Ward, que colgó los guantes y se unió al equipo de Gatti, marcaron irremediablemente el declive de Arturo. Thunder logró obtener las últimas satisfacciones deportivas agarrando el título mundial WBC de peso superligero contra nuestro Gianluca Branco, pero los reflejos, la explosividad y la resistencia física comenzaron a abandonarlo. Aniquilado en cinco asaltos unilaterales por Floyd Mayweather Jr y víctima de dos terribles nocauts entre los pesos wélter, Gatti puso fin a su aventura deportiva milagrosa. Lamentablemente, apenas dos años después, su vida también terminó de manera inesperada y trágica en Brasil: su cuerpo sin vida fue encontrado en la habitación de hotel donde se alojaba con su segunda esposa Amanda Rodrigues. Después de una primera fase de investigaciones en la que la esposa del exboxeador fue arrestada y sospechosa de cometer o encargar el asesinato, el caso fue archivado como suicidio. Entre las muchas frases que los fanáticos de Arturo circularon en línea en los días siguientes al triste evento, hay una que quizás mejor que cualquier otra resume lo que Gatti fue para el boxeo y sus seguidores: «Cuenten hasta ocho. Se levantará.»