Casi ni hace falta repetir lo espectacular que fue ver por primera vez un evento de este tipo en Nueva York, ¡en la plaza más famosa del mundo! Times Square, con sus pantallas LED preparadas especialmente para la velada con temática de Fatal Fury, organizada por Matchroom Boxing en colaboración con Golden Boy Promotions y The Ring Magazine, ofreció un ambiente realmente impresionante.
En la cartelera de la noche encontramos a Devin Haney (32-0), en un combate importante para él, que regresa con el objetivo de silenciar las críticas recibidas tras el controvertido duelo con Ryan Garcia, que tanto dio que hablar entre los aficionados. En la esquina opuesta, José Ramírez (29-3), excampeón unificado del peso superligero, prometía una buena pelea en el límite de los 66,7 kg.
A su llegada, se vio a un Ramírez aparentemente muy tenso, mientras que Haney, al contrario, se mostró seguro de sí mismo al entrar en una plaza completamente abarrotada.
Con la campana inicial comenzó un largo periodo de estudio, con Haney siempre en movimiento y lanzando su característico jab, mientras Ramírez ocupaba el centro del ring pero conectaba muy pocos golpes.
El ritmo fue muy bajo durante los dos primeros asaltos.
En el tercer asalto, Haney comenzó a encontrar el gancho de izquierda, esquivando los golpes de Ramírez y contraatacando con mucha rapidez. Su rival intentó responder con combinaciones poco efectivas que no lo incomodaron en absoluto.
El cuarto asalto estuvo nuevamente marcado por el gancho izquierdo de Haney, preciso y eficaz. Ramírez, en cambio, parecía demasiado pasivo, esperando a su oponente sin lograr nunca entrar en la pelea.
Comenzó el quinto asalto y ya se notaba cómo Haney marcaba el ritmo del combate, mientras Ramírez no encontraba la distancia adecuada para lanzar sus combinaciones.
El sexto asalto fue más de lo mismo: Ramírez no asumía riesgos y cuando intentaba avanzar, Haney, mucho más rápido y siempre en movimiento, lo neutralizaba sin problemas.
También en el séptimo asalto, Haney hizo fallar repetidamente a su rival, parecía inalcanzable, iba al doble de velocidad y conectaba golpes al cuerpo.
En el octavo, volvió con fuerza el gancho izquierdo de Haney, que además soltó algún que otro derechazo sin asumir riesgos.
Durante el noveno, Haney conectó derechas precisas y mantuvo un movimiento constante y agobiante para su oponente, que en ningún momento del combate logró encontrar la distancia para inquietarlo.
Décimo y undécimo asalto en la misma línea: parecía que lo único que podía hacer Ramírez era subir a alguien de su esquina al ring para intentar sujetar a un Haney inatrapable.
Último asalto, Ramírez visiblemente desmoralizado, una auténtica pesadilla de noche para él, claramente superado por un rival demasiado rápido y mucho más inteligente.
Tal vez fue un combate aburrido para los espectadores, pero desde el punto de vista táctico y técnico, Devin Haney realizó una actuación impecable. Se reivindica, aunque haya ganado una pelea fácil para él, tras un largo periodo de críticas, y demuestra estar listo para una esperada revancha con Ryan Garcia, que ahora corre el riesgo de no celebrarse tras la inesperada derrota de King Ry.
Un Ramírez anulado, que seguramente se arrepentirá de haber subido de categoría para enfrentar a Haney.
Totalmente correctas las puntuaciones de los jueces, que hicieron un excelente trabajo durante toda la velada.