Sorpresa clamorosa en el Reino Unido: ¡Williamson noquea a Simpson!

PorStefano Martufi

Dic 21, 2025 #EBU, #UK

Gran sorpresa en la velada de ayer, 20 de diciembre, en la First Direct Bank Arena de Leeds, Inglaterra, donde Troy “Trojan” Williamson protagonizó una auténtica hazaña al detener en el décimo asalto a Callum Simpson y arrebatarle por la vía de la interrupción los títulos británico, del Commonwealth y europeo EBU del peso supermediano. Simpson había bajado al ring como claro favorito y llegaba invicto hasta anoche. El evento fue transmitido en directo y en abierto por BBC Three, tras el acuerdo estratégico firmado el pasado mes de agosto entre la cadena y Ben Shalom, de Boxxer, la empresa organizadora de la velada y principal promotora de boxeo en el Reino Unido. Una alianza nacida con el objetivo de devolver el boxeo profesional a la televisión pública en horario de máxima audiencia.

Italia debería tomar ejemplo.

En los días previos al combate, Simpson había declarado a la BBC: “Troy es un boxeador duro, pero este es mi momento y estoy listo para demostrar una vez más por qué soy uno de los púgiles más emocionantes de Gran Bretaña”.

Demostración fallida.

Williamson, desde luego, no se dejó intimidar y ante los micrófonos de la misma cadena había afirmado: “Callum ha tenido un gran recorrido, pero nunca se ha enfrentado a alguien como yo. Le voy a arruinar la Navidad”.

Promesa cumplida.

En el primer asalto ambos contendientes intentaron adueñarse del centro del ring. Simpson logró desde el inicio boxear con soltura y, con el paso de los segundos, fue añadiendo potencia a sus golpes. De hecho, poco antes de la campana, por un instante Williamson pareció sacudido por un directo de izquierda.

Pero ya desde el segundo round “Trojan” trató de poner las cosas en su sitio para demostrar que no había acudido a la cita para hacer de underdog, y lo hizo conectando un potente overhand, su mejor golpe, acertando además en al menos otras tres ocasiones.

Simpson comenzó el tercer asalto trabajando a la distancia, logrando impactar con golpes de gran calidad. Williamson interrumpió la serie con un buen gancho de derecha, pero se vio obligado a absorber la respuesta de Simpson: gancho de izquierda y uppercut. Ninguno de los dos, en cualquier caso, estaba dispuesto a ceder el centro del ring ni a retroceder, ni siquiera un milímetro. Nada de boxeo relajado: ambos cargaron cada golpe. Con el paso de los minutos, el estruendo infernal de la First Direct Bank Arena fue disminuyendo; los numerosos aficionados de Simpson contenían la respiración.

El cuarto asalto estuvo cargado de emoción y de gran boxeo. En el corazón de la batalla, el nivel competitivo se elevó regalando momentos de dominio alterno. Por un instante Simpson pareció haber encontrado la oportunidad de cerrar el combate antes del límite al entrar con un terrible gancho de izquierda, pero Williamson demostró tener una barbilla de granito.

En el quinto round, Simpson cambió de estrategia e intentó demoler la resistencia de Williamson descargando golpes al cuerpo. Pero “Trojan” se mostró en excelente forma y muy bien preparado físicamente, haciéndose sentir de nuevo con su potente overhand de derecha.

En el sexto asalto Simpson continuó trabajando a larga distancia, pero Williamson resultó ser un blanco difícil de golpear: estaba muy móvil y, además, había bajado su postura, ampliando el compás de su juego de piernas. Una posición que, evidentemente, hace menos legibles los ángulos de trayectoria de los golpes, y así logró abrir brecha en la guardia de Simpson con un preciso gancho de izquierda.

En el séptimo round Simpson entró con un doble jab, pero Williamson, con experiencia, comenzó a amarrar. Por lo visto hasta ese momento, los pronósticos no se estaban cumpliendo y, en las tarjetas, “Trojan” parecía ir por delante.

En el octavo asalto fue Williamson quien volvió a hacerse notar con su overhand de derecha, mientras Simpson respondió al cuerpo. La sensación, sin embargo, fue que la potencia del campeón no era suficiente para demoler a su rival. Al contrario, fue nuevamente Williamson quien golpeó con dureza en dos ocasiones con la derecha, y esta vez Simpson no dio la impresión de haberlos absorbido bien.

Noveno round. Simpson volvió a confiar en su jab de izquierda, pero fue Williamson quien encontró el espacio para hacer daño con un gancho de izquierda, acortar la distancia y conectar la combinación izquierda-derecha. Simpson intentó reaccionar, pero “Trojan”, en pleno trance competitivo, supo trabajar bien incluso contra las cuerdas. En ese punto el campeón pareció aturdido, intimidado.

Al inicio del décimo asalto, con un preciso golpe de izquierda al rostro, Williamson envió a Simpson a la lona. El campeón se levantó de inmediato y, con oficio, intentó amarrar para recuperar claridad e ideas, pero Williamson, implacable, cuando faltaba poco más de un minuto para el descanso, lo apagó con un gancho. Con valentía Simpson volvió a levantarse, pero Williamson, sintiendo que estaba a un paso de la hazaña, trató de acabarlo conectando en secuencia tres ganchos de derecha: Simpson cayó por tercera vez junto con sus proyectos destrozados. Aun así, logró encontrar el orgullo y la fuerza para ponerse de pie otra vez. En ese punto, continuar ya no tenía mucho sentido: el ya ex campeón solo habría corrido el riesgo de recibir un castigo excesivo o, peor aún, innecesario. Sin embargo, el árbitro, por razones poco claras, permitió que la pelea continuara. Bastó entonces un solo golpe más, otro gancho de derecha, para enviar definitivamente a Simpson a la lona por cuarta vez. Esta vez, el árbitro no tuvo otra opción que detener el combate.

Fue un combate apasionante, sin duda de tres estrellas, que entra por derecho propio entre los grandes upsets de la historia del boxeo.

Para Simpson, el desafío contra Williamson había sido vivido como un punto de inflexión para aspirar a una oportunidad mundial, como él mismo había declarado en varias entrevistas, con la vista puesta en 2026. Tras lo visto, esa gran oportunidad ya no parece tan al alcance de la mano. Ahora, en futuros compromisos, deberá demostrar que los duros golpes recibidos, sobre todo en el último asalto, no han dejado huella en su integridad física y, sobre todo, psicológica.

Para Williamson, en cambio, este combate tenía un sabor completamente distinto: era su gran ocasión para relanzarse y silenciar a quienes lo describían como un buen boxeador, pero no un top fighter. Lo que es seguro es que, después de la actuación de ayer, más de uno tendrá que reconsiderar su opinión sobre él.

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