Un último paso para poder jugarse la oportunidad de su vida. El 29 de octubre, nuestro Michael Magnesi se encontrará ante el obstáculo final que lo separa de la posibilidad de disputar el título mundial WBC de peso superpluma, y no será un escollo menor. El boxeador italiano deberá viajar a Manila, tierra natal de su rival, el temible pegador filipino Mark Magsayo, ya campeón mundial de peso pluma.
La noticia estaba en el aire. Con la brillante pero exigente victoria conseguida sobre el francés El Hadri el 28 de marzo, Magnesi había demostrado haber dejado atrás por completo las secuelas del terrible KO sufrido un año antes a manos de Rikiishi y había recuperado el cinturón WBC Silver, clásico trampolín hacia el verdadero campeonato del mundo.
Ese éxito lo proyectó al segundo puesto del ranking, justo detrás del propio Magsayo, lo que hacía muy probable la decisión del organismo presidido por Mauricio Sulaimán de poner a ambos púgiles frente a frente para determinar al próximo retador oficial al título. Quien salga vencedor de la batalla de Manila obtendrá así el derecho de desafiar al talentoso estadounidense O’Shaquie Foster.
Mark Magsayo es un boxeador que siempre ha apostado mucho por su físico y su potencia, cualidades que en más de una ocasión resultaron decisivas en su ascenso en la jerarquía mundial. Con buena velocidad de ejecución, además de golpes secos y de notable impacto, el filipino a veces confía demasiado en su capacidad de hacer daño al rival, dejando escapar varios asaltos debido a su actitud indolente y a su costumbre de privilegiar los golpes aislados en lugar de las combinaciones.
Su triunfo mundial, en enero de 2022, estuvo parcialmente favorecido por la suerte, ya que su adversario, el entonces campeón Gary Russell Jr., se lesionó en los primeros asaltos y peleó gran parte del combate golpeando con un solo brazo.
Para Magnesi será un reto tácticamente complicado, pues su estilo, el de un clásico demoledor ofensivo, lo expondrá inevitablemente a las venenosas réplicas de Magsayo. Nuestro púgil deberá, por tanto, encontrar un delicadísimo punto de equilibrio entre la necesidad de sumar puntos en las cartulinas trabajando de cerca, a su manera, y la de no descubrirse en exceso para evitar la debacle.
Por otro lado, no se puede esperar alcanzar el gran sueño mundial sin superar pruebas difíciles y arriesgadas. Michael ha dado todos los pasos necesarios para llegar a esta gran cita en la cima de sus posibilidades, está lo suficientemente maduro y experimentado para dar lo mejor de sí mismo y estamos seguros de que en el ring venderá cara su piel.