Si hasta ayer aún podíamos albergar dudas razonables sobre si la carrera boxística del escocés Josh Taylor había llegado a su fin, tras su derrota ante el inglés Ekow Essuman, ocurrida en The SSE Hydro de Glasgow, debemos afrontar la dura realidad. La estrella del “Tartan Tornado”, que tantas emociones regaló a sus fanáticos, se ha apagado definitivamente. Essuman se impuso por decisión unánime ante un Taylor irreconocible. Las tarjetas finales de los jueces fueron: 116-112, 116-113, 115-113.
Y eso que el ídolo local, que debutaba en la categoría de los pesos wélter, comenzó con buen pie. Taylor se llevó los dos primeros asaltos boxeando con agresividad y determinación, ahogando con su ritmo de trabajo a un Essuman algo tímido. Cierto es que su capacidad de reacción ante las respuestas esporádicas del inglés no fue la de sus mejores días, pero al menos el Tartan Tornado rompió el hielo y demostró estar muy motivado.
Essuman despertó en el tercer asalto, protagonizando un fuerte arranque y gestionando con autoridad los intentos del rival por recuperar el control. En el cuarto episodio llegaron las dos emociones más intensas del combate: primero, un zurdazo de Taylor al mentón tambaleó al inglés, luego dos ganchos de derecha consecutivos de Essuman provocaron el mismo efecto en el escocés.
Más cauteloso tras el susto, el Tartan Tornado disputó un quinto asalto muy táctico, usando a la perfección su jab derecho y anulando los ataques del rival con desplazamientos y algunos clinches oportunos. El ecuador del combate se acercaba y el escocés parecía tener la situación bajo control.
Sin embargo, una vez más—como ya ocurrió hace dos años en un escenario mucho más prestigioso ante Teofimo Lopez—Taylor se apagó en el peor momento. Lo que en el quinto asalto parecía una estrategia defensiva inteligente se transformó en una preocupante pasividad, y Essuman lo aprovechó para meterse de lleno en la pelea.
El boxeador de 36 años, nacido en Botsuana, ganó confianza, subió el ritmo y además se benefició de una herida cerca del ojo izquierdo de su rival provocada por un choque accidental de cabezas en el séptimo asalto. Asalto tras asalto, Essuman equilibró las puntuaciones y logró ponerse por delante con un boxeo alegre y propositivo.
Tal vez Taylor, como él mismo reconoció tras su combate ante Lopez, estaba esperando ese “segundo aire” para explotar en los asaltos finales, pero esta vez tampoco llegó ni una brisa que lo empujara hacia la victoria.
El décimo round fue el emblema del “quiero pero no puedo”. Taylor intentó con determinación volver al combate, pero sus golpes eran flojos e ineficaces y sus reflejos totalmente insuficientes para esquivar las combinaciones del rival, cuyo derechazo entraba una y otra vez.
Tras ganar también el undécimo, Essuman cometió un error grave en el último round, bajando el ritmo como si ya tuviera asegurado el triunfo y permitiendo a un Taylor aparentemente exhausto poner en duda la adjudicación de ese asalto con un último esfuerzo.
Fue una decisión arriesgada por parte del inglés, ya que cuando se pelea fuera de casa conviene ganar de forma clara para evitar decisiones caseras. Por suerte para él, los jueces fueron muy honestos y le concedieron la victoria por decisión unánime con márgenes razonables (115-113 para Essuman es también la puntuación de quien escribe).
La carrera de Josh Taylor estuvo marcada por un ascenso meteórico y una caída igual de rápida. Entre mayo de 2019 y mayo de 2021, pasó de ganar su primer título mundial a consagrarse campeón unificado del peso superligero, apropiándose invicto de los cuatro cinturones. Luego, entre junio de 2023 y mayo de 2025, pasó de una dolorosa destitución a perder en casa ante un rival de segunda fila.
Sin ánimo de menospreciar a Ekow Essuman, que hizo muy bien su trabajo y se llevó una victoria de prestigio, ganándose merecidamente oportunidades lucrativas que no tardarán en llegar. Pero quien haya seguido desde el principio la carrera de Josh Taylor sabe perfectamente que, en su mejor momento, el escocés habría dominado esta pelea.
Para todo boxeador llega un momento en el que lo más sensato es reconocer que se ha iniciado un inevitable declive, colgar los guantes y reivindicar con orgullo lo conseguido, sin remordimientos. Para Josh Taylor ese momento ha llegado de forma inequívoca, y solo cabe esperar que el Tartan Tornado lo acepte, en lugar de decepcionar a sus muchos fanáticos con actuaciones que ya no hacen justicia a su historia.