La italiana Vittoria Parigi Bini y la española Maria Luz Peral lo dieron todo para convencer al jurado de su superioridad sobre la rival, pero ninguna logró imponerse y el combate disputado en Sequals, organizado por la Promo Boxe Italia de Mario Loreni, terminó en empate. Estaba en juego el Título Europeo del peso mínimo, que por lo tanto quedó vacante y que muy probablemente volverá a disputarse en una revancha entre ambas. Estas fueron las puntuaciones oficiales tras los diez asaltos programados: 96-94, 95-95, 93-97.
El guion táctico del combate quedó claro desde el inicio, con Peral dominando el centro del ring e imponiendo presión constante, mientras Parigi Bini se movía a su alrededor sin detenerse, tratando de controlar la distancia y golpear al contragolpe.
Ya en los primeros compases se podía intuir que el planteamiento táctico de la italiana implicaría para ella un desgaste energético enorme: Parigi Bini recorría kilómetros sobre el cuadrilátero para no ofrecer un blanco fijo y soltaba los brazos en cuanto la rival entraba en su radio de acción, forzando al límite sus pulmones y su musculatura.
También salieron rápidamente a la luz las virtudes y carencias del boxeo de Peral. La española mostró una agresividad arrolladora, gran potencia física y una enorme determinación, pero al avanzar siempre en línea recta y sin mover la cabeza ni el torso, dejó grandes huecos que su rival supo aprovechar. De hecho, en el segundo asalto Parigi Bini la golpeó varias veces de lleno en la cara con contragolpes durísimos.
Seguramente advertida por su esquina sobre su exceso de imprudencia, la boxeadora española se encontró en una tierra de nadie: su instinto la impulsaba a atacar, pero los errores cometidos la hacían dudar. Así, nuestra representante pudo seguir desarrollando su plan táctico basado en desplazamientos rápidos y golpes rectos.
En la fase central del combate, Peral fue metiéndose de nuevo en la pelea, encontró su ritmo y logró conectar con mayor regularidad. Alcanzó su mejor momento en el sexto asalto, que disputó a todo gas, poniendo en serios apuros a su oponente.
Parigi Bini, sin embargo, protagonizó una reacción casi conmovedora: aunque mostraba claramente signos de fatiga, no se guardó nada, y firmó un séptimo asalto generosísimo, indispensable para frenar el impulso de su adversaria y apagar, al menos temporalmente, su entusiasmo.
El cansancio se apoderó de los asaltos finales, muy caóticos. Peral no dejó de avanzar como una apisonadora, obligando a Parigi Bini a recurrir en ocasiones a ciertas tácticas de contención para frenarla, pero la española conectaba pocos golpes limpios y efectivos, lo que dificultó mucho la labor del jurado a la hora de interpretar lo sucedido en términos de puntuación.
Al final, como era previsible, los jueces se dividieron claramente: uno por cada boxeadora y una tarjeta en empate, lo que determinó el veredicto de combate nulo.
Conviene subrayar que en el boxeo femenino la cantidad de combates extremadamente difíciles de puntuar es mucho mayor que en el masculino. Esto se debe a la menor duración de los asaltos —apenas dos minutos— y también al menor impacto de los golpes, cuya eficacia real muchas veces resulta inescrutable para el espectador.
En esta ocasión, Maria Luz Peral “entró por los ojos” gracias a su constante presión, y fue sin duda superior en términos de fuerza física y capacidad para el cuerpo a cuerpo. Sin embargo, su planteamiento táctico dejó bastante que desear, al igual que la precisión de sus golpes, que fue bastante escasa.
Por mucho que mi opinión pueda parecer nacionalista —y más aún si contrasta con la expresada por Brunelli y Durán en la retransmisión— debo decir que personalmente preferí el boxeo más ordenado de la italiana, a quien, al sonar la campana final, habría otorgado una ligerísima ventaja.
Entre las dos escuelas de pensamiento acabó imponiéndose la “tercera vía”, la del empate, y quizá sea lo más justo. Ahora las dos boxeadoras podrán estudiar detenidamente el vídeo del combate y preparar los ajustes necesarios para hacerlo mejor en caso de que prosperen las negociaciones para una revancha.
Peral tendrá que encontrar la manera de hacer menos previsibles sus ofensivas, quizás trabajando las fintas y el movimiento del torso al avanzar. Parigi Bini, por su parte, deberá buscar la forma de administrar mejor sus energías para llegar más fresca a los asaltos finales, que suelen ser decisivos para convencer a los jueces.