En su segundo intento por conquistar el cinturón tricolor, Roberto Lizzi lo consiguió. Anoche, en el Villa York Sporting Club de Roma, el zurdo de orígenes calabreses derrotó a Ovidiu Enache por decisión para proclamarse nuevo Campeón Italiano de los pesos crucero. La victoria fue otorgada por decisión unánime: 98-92, 97-92 y 98-91, todas a favor de “Mumma”.
El combate comenzó con un ritmo relativamente moderado, pero el primer asalto incluyó un sobresalto: después de un gancho de derecha de Enache, Lizzi fue lanzado hacia las cuerdas, manteniéndose en pie gracias a ellas. Es difícil asegurar si el golpe impactó en zona legítima; de haber sido así, el reglamento exigiría una cuenta. El único video disponible lo muestra de espaldas, impidiendo juzgar bien lo ocurrido.
Los papeles se invirtieron en el tercer asalto. Enache lanzó un ataque decidido pero perdió el equilibrio durante el intercambio, y el gancho de derecha de Lizzi lo derribó con facilidad. Esta vez el árbitro, Enrico Terlizzi, oficializó el knockdown, provocando incredulidad en el púgil de Piacenza.
Conforme avanzaban los rounds, el combate cayó en un ritmo menos emocionante, dominado por defensas que prevalecían sobre ataques. Los golpes de Lizzi, más rápidos y ágiles, no siempre iban cargados con la vehemencia para causar daño real, ni siempre impactaban con la zona de los nudillos. Los de Enache, lanzados con determinación, adolecían de rapidez y resultaban legibles y fáciles de esquivar.
Los momentos verdaderamente significativos fueron pocos y espaciados: una bonita combinación de dos golpes de Lizzi en el cuarto asalto, un potente gancho derecho de Enache en los instantes finales del quinto… destellos en la noche que ninguno de los dos logró sostener.
En el octavo asalto, Enache intentó generosamente darle un giro al combate lanzándose hacia adelante y presionando, pero sus acciones fueron desactivadas por la defensa obstruccionista de Lizzi, quien se cerraba, bajaba la cabeza y no concedía blanco claro.
Los dos púgiles a menudo terminaban en clinch, con el árbitro ocupado separándolos para garantizar continuidad al combate.
En los últimos dos asaltos fue Lizzi quien mostró más frescura y claridad, conectando golpes limpios aunque no excesivamente contundentes en momentos oportunos, suficientes para inclinar la balanza de su lado. Enache, algo fatigado, perdió fluidez y no logró dar contundencia a sus embates.
Los márgenes decididos por los tres jueces me parecen excesivamente amplios. En lo personal lo puntuaba 96-93 a favor de Lizzi, quien se adjudicó merecidamente el cinturón sin demostrar una superioridad marcada sobre su rival. Muchos rounds estuvieron tan escasos de acciones dignas de mención que podrían haberse asignado a cualquiera de los dos. Al final, la ventaja de velocidad de Lizzi hizo la diferencia, permitiéndole adelantarse en más rounds.
De todas formas, es un resultado para enmarcar para Lizzi, quien, aun sin brillar, estuvo listo cuando más importaba — tras una actuación muy respetable el año pasado frente a Jonathan Kogasso — y hizo lo suficiente para volver a casa como Campeón Italiano.
Mis respetos también para Ovidiu Enache por intentarlo, por mantener la iniciativa y el centro del ring durante gran parte de los diez asaltos disputados. Lamentablemente para él, sus acciones carecían de la imprevisibilidad necesaria para abrir la defensa astuta del rival. El knockdown sufrido en el tercer asalto, además, hizo la pelea cuesta arriba desde ese punto.