¡Haney anula a Norman: también es campeón en los wélter!

PorMario Salomone

Nov 23, 2025 #Haney, #Norman, #WBO

En el penúltimo combate de la espectacular velada “The Ring IV” celebrada en Riad, las mejores cualidades de Brian Norman Jr. quedaron casi completamente anuladas por la estrategia táctica de Devin Haney. “The Dream”, después de derribar duramente a su rival en el segundo asalto, gestionó el combate con gran inteligencia y arrebató al campeón el Título Mundial WBO del peso wélter. Estas fueron las puntuaciones oficiales de los jueces, todas a favor del nuevo campeón: 114–113, 116–111 y 117–110.

Nada más sonar la campana inicial en la ANB Arena, Haney se puso inmediatamente a la defensiva, moviéndose en círculo con la guardia muy alta y preocupándose exclusivamente, durante los primeros tres minutos, de neutralizar las iniciativas de su peligroso adversario.

Así, Norman cayó en la trampa. Al ver delante a un retador tan escurridizo y aparentemente temeroso, “The Assassin II” cometió el grave error de convencerse de que podía avanzar como un tanque, descuidando la defensa como si no tuviera nada que temer. Esta actitud arrogante favoreció el primer (y en realidad único) giro dramático del combate.

En el segundo asalto, un violento gancho de izquierda de Haney desestabilizó a Norman, quien, después de un ligero tambaleo, quedó paralizado en su sitio. The Dream aprovechó para conectar otro gancho de izquierda seguido de un terrible derechazo al rostro que envió al campeón a la lona.

A pesar de contar con muchas herramientas, Haney no es precisamente uno de los finalizadores más despiadados y, de hecho, aunque arrinconó al rival contra las cuerdas y lo castigó con numerosos golpes, no logró encontrar la combinación definitiva para cerrar el combate antes de tiempo.

Norman recuperó cierta claridad durante el minuto de descanso, pero el episodio negativo lo condicionó claramente, haciéndolo mucho menos seguro y atrevido en los asaltos posteriores. Mérito también de Haney, muy hábil en “adormecer” el combate con movimientos y esquivas magistrales para luego conectar los pocos golpes necesarios para sumar puntos en las tarjetas.

El retador alternó asaltos en los que hacía lo mínimo indispensable para ganarlos, con otros en los que se mostraba más propositivo, luciendo, además de su magnífico jab, algunos rectos de derecha de muy buena factura. Incluso cuando soltó las manos con mayor frecuencia, siempre se mantuvo extremadamente atento a no quedar descubierto ni dar opciones a su rival de cambiar la dinámica del duelo.

Norman, por su parte, pareció por largos tramos como un pez fuera del agua. El estadounidense es por naturaleza un contragolpeador y, al no poder conectar sus temibles contras debido al planteamiento conservador de su rival, pasó asaltos enteros buscando una vía de acceso que nunca encontraba.

Tras acumular una desventaja prácticamente insalvable, el campeón dio finalmente señales de vida en el noveno asalto, cuando una de sus combinaciones favoritas —derecha rápida seguida de izquierda potente— encontró el objetivo y causó cierta molestia a Haney.

El retador, sin embargo, no tenía ninguna intención de permitir que su adversario diera vida a un final dramático y potencialmente explosivo. Haney recurrió astutamente a todos los trucos del oficio para transformar los últimos tres asaltos en un auténtico festival de obstruccionismo.

Su planteamiento, unido a las evidentes dificultades de Norman para acortar la distancia de forma eficaz, hizo que la parte final del combate resultara extremadamente aburrida y fragmentada, pero le permitió llegar a la campana final con el rostro limpio y sin correr prácticamente riesgos.

Ninguna duda sobre la identidad del vencedor. Personalmente estoy de acuerdo con la tarjeta del señor Leszek Jankowiak (116–111), mientras que considero que el señor Mike Fitzgerald, con su 114–113, fue excesivamente generoso con el campeón, premiando su agresividad incluso en asaltos donde esta resultó estéril e ineficaz.

Para Devin Haney ahora se abren varios caminos posibles, dos de los cuales resultan especialmente interesantes.

Si en febrero Ryan Garcia derrotara a Mario Barrios y se convirtiera a su vez en campeón mundial wélter (por la WBC), seguramente muchos pedirían una revancha entre los dos eternos “enemigos”.

Otro posible rival es el británico Conor Benn, quien ayer siguió el combate de Haney desde primera fila, sentado junto a Eddie Hearn, fingiendo quedarse dormido en el hombro del promotor cuando las cámaras lo enfocaban, para subrayar la poca espectacularidad de la pelea.

Norman Jr deberá lamerse las heridas y aprender de sus errores para volver a lo más alto. El estadounidense es aún joven y tiene mucho margen de mejora. Dado el nivel para nada impresionante que caracteriza a la división wélter en este momento, estamos seguros de que tiene todas las condiciones para retomar el rumbo y ganarse otra oportunidad mundial muy pronto.

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