Las grandes expectativas que precedieron al evento terminaron defraudadas: la velada organizada bajo el sello de The Ring Magazine en Times Square ofreció más bostezos que emociones, y el combate entre Teófimo López y Arnold Barboza Jr no fue la excepción. Se convirtió en una interminable partida de ajedrez en la que López hizo lo mínimo necesario para ganarse el favor de los jueces. El púgil de raíces hondureñas se impuso por decisión unánime con tarjetas de 116–112, 116–112 y 118–110.
Ya de antemano se podía prever que el combate no sería una guerra sin cuartel, dada la naturaleza de ambos boxeadores. Barboza tiene un historial cargado de peleas insípidas y poco memorables, ya que adopta un estilo muy táctico y conservador. López, por su parte, suele tener dificultades para lucirse cuando el rival le cede la iniciativa.
Sin embargo, lo ocurrido en Times Square estuvo incluso por debajo de esas expectativas. Desde los primeros asaltos, ambos mantuvieron un ritmo bajísimo, con muchísimas fintas, desplazamientos y golpes apenas insinuados. El aburrimiento fue el verdadero protagonista del combate.
Al menos López tuvo el mérito de mantener una leve iniciativa: el favorito en las apuestas ocupó casi siempre el centro del ring e intentó—sin mucha convicción—hacer salir al cauteloso Barboza para forzarlo a intercambiar golpes con más decisión.
Los asaltos se sucedieron sin momentos destacables, al punto de que asignarlos en las tarjetas resultaba bastante difícil. Aun así, la sensación general era que López tenía el control de la situación.
Solo en el último tercio del combate, “The Takeover” protagonizó algunas ráfagas ofensivas que le aseguraron una pequeña ventaja en los puntos. Por increíble que parezca, la primera combinación realmente significativa del combate llegó en el noveno asalto, lo que dice mucho del ritmo general.
Barboza probablemente comprendió que debía recuperar terreno y en los últimos dos asaltos intentó avanzar con algo más de decisión, pero lo hizo de forma demasiado tímida, y López aprovechó para conectar buenos golpes al contragolpe que legitimaron plenamente su victoria.
Personalmente, vi ganador a The Takeover por cuatro puntos de diferencia, el mismo resultado otorgado por dos de los jueces oficiales. La tarjeta del tercer juez fue algo más amplia de lo merecido, pero en esencia no cambia nada.
Teófimo logró así el máximo resultado con el mínimo esfuerzo: asumió pocos riesgos y cumplió su objetivo sin impresionar, pero también sin recibir castigo. Por supuesto, su actuación no pasará a la historia del boxeo, pero no es la primera vez que se adapta al ritmo del rival, y no se puede descartar que vuelva a brillar frente a oponentes más ofensivos.
Barboza, en cambio, tiene mucho que reprocharse: renunció prácticamente a competir, se quedó en su zona de confort y ni siquiera en los asaltos de campeonato desató su ofensiva. Una oportunidad desaprovechada por completo para el estadounidense, que seguramente lamentará su excesiva cautela al ver la pelea repetida. Solo cabe esperar que esta derrota lo convierta en un boxeador más decidido y valiente en el futuro.