Puello pierde injustamente los cinturones: los jueces dan la victoria a Matías

PorAlessandro Preite

Jul 13, 2025 #WBC
NEW YORK, NEW YORK - JULY 12: TEST at Louis Armstrong Stadium on July 12, 2025 in New York City. (Photo by Cris Esqueda/Golden Boy/Getty Images)

En el Louis Armstrong Stadium de Nueva York se disputó hace pocas horas el combate entre el puertorriqueño Subriel Matías (23-2, 22 KO) y el zurdo dominicano Alberto Puello (24-1, 10 KO), campeón del peso superligero del CMB.

Puello es un boxeador móvil y técnico, que prefiere desplazarse a lo largo de las cuerdas y boxear a la distancia, evitando el cuerpo a cuerpo. Dotado de una excelente complexión física, sabe hacerse respetar sobre el ring, aunque no posea una pegada particularmente destacada, como lo demuestra su bajo porcentaje de nocauts (41,67 %). A pesar de ello, Alberto es un boxeador sólido, capaz de imponer su plan de combate y, sobre todo, de mantener la lucidez durante toda la pelea, como lo demuestran sus victorias ante Sandor Martin y Gary Antuanne Russell.

En su segunda defensa del título, se encontró frente a un rival de estilo completamente opuesto. Matías, ex campeón superligero de la FIB destronado por el no favorito Liam Paro, llegaba a esta pelea aproximadamente un año después de aquella inesperada derrota, resultado de una probable subestimación del rival y de un estilo poco favorable para él. En esa ocasión, la agresividad de Matías fue neutralizada por el movimiento del australiano y sus golpes rectos: el puertorriqueño recibió la asombrosa cantidad de 212 jabs en 12 asaltos, lo que evidenció sus carencias defensivas, así como algunas dificultades para cortar el ring y gestionar el ritmo de combate, con un arranque lento que benefició a su oponente. Tras esa derrota, Matías volvió a la carga en busca del título, reafirmando sus notables dotes de “noqueador nato”: cuando gana, siempre lo hace por nocaut, gracias a un estilo agresivo, basado en una presión constante, un alto volumen de golpes y una potencia marcada en ambas manos.

Como era de esperarse, Matías asumió el rol de agresor, aunque en el primer asalto comenzó algo contenido y fue superado por la acción de Puello, quien trabajó bien al cuerpo y al rostro. Puello cuenta con una gran movilidad y buenos golpes rectos, características que inicialmente pusieron en apuros a su rival. Sin embargo, ya en el segundo asalto, Matías empezó a subir el ritmo, mostrando ese estilo característico de avance algo rígido en el tronco, que recuerda al de Antonio Margarito.

Matías comenzó a golpear al cuerpo de Puello, con la intención de limitar su constante movilidad. Pero al hacerlo, se expuso más a los contraataques del dominicano, hábil en conectar y amarrar para frenar la ofensiva del rival. En defensa, Matías mostró algunas deficiencias: demasiado rígido en el tronco y limitado en el juego de pies, avanzó de forma constante en línea recta. Aun así, su presión fue asfixiante y empezó a dar frutos a partir del final del tercer asalto. Su trabajo al cuerpo, valioso aunque algo desordenado, logró reducir la movilidad de Puello, quien se vio obligado a recurrir al clinch para tomar aire.

Hacia la mitad del combate, con una puntuación igualada, Puello parecía cansado y menos móvil, superado por el avance caótico pero imparable de Matías. Los golpes del dominicano fueron en esta fase menos precisos, una señal clara de fatiga. Matías aprovechó para continuar su incesante labor de desgaste, sin preocuparse demasiado por los golpes poco efectivos del entonces campeón.

Sin embargo, a partir del octavo asalto, Puello pareció sacudirse y, aprovechando un poco de cansancio que empezaba a limitar la acción de Matías, volvió a trabajar con eficacia, abriendo el asalto con una bonita combinación de directo–jab–directo. El zurdo dominicano retomó un movimiento más constante y comenzó a golpear con mayor precisión y limpieza, dejando clara su superioridad técnica respecto al rival. Desde la esquina de Matías llegaron entonces indicaciones claras, pidiéndole al boricua que trabajara más y con mayor precisión. Pero Matías parecía cansado, falto de claridad mental y sin un plan táctico alternativo. Por el contrario, el de Puello era evidente: golpear y amarrar, tanto para recuperar aire como para interrumpir el ritmo del rival. Carente de pegada, el campeón tuvo que recurrir a varios clinches para frenar el empuje del puertorriqueño. Pero Matías nunca encontró respuesta al planteamiento táctico de Puello.

El undécimo asalto certificó la superioridad de Puello —al menos en opinión de quien escribe—, y se abrió con un precioso uppercut de derecha del campeón que sacudió visiblemente a Matías. Aún más rígido de piernas, el boricua trató de avanzar, pero sin claridad, quedando a merced de los directos y uppercuts del dominicano, ahora más confiado y muy móvil sobre las piernas, capaz de gestionar la distancia a su antojo. Matías, exhausto y claramente superado, fue incapaz de elaborar cualquier tipo de variante táctica.

Con una leve herida en la ceja izquierda, Matías salió entonces para el último asalto lanzándose hacia adelante, pero sin encontrar golpes resolutivos ni significativos. Puello se mantuvo en constante movimiento, golpeando y saliendo, conectando con frecuencia y, a juicio personal, consolidando una actuación que, especialmente en la parte final, lo vio tomar claramente el control, como ya había ocurrido en sus dos últimas peleas, demostrando su capacidad para manejar los asaltos de campeonato.

Luego llegó la sorpresa. Al momento de la lectura de las tarjetas, apareció un primer 114-114 que ya podría haber generado alguna duda, de no ser por ciertos asaltos confusos con intercambios poco limpios, difíciles de puntuar. Pero lo que dejó estupefactos fueron los otros dos jueces, con tarjetas de 115-113 a favor de Subriel Matías, que generaron no pocas perplejidades. El comentarista en español, antes del veredicto, había subrayado claramente lo que muchos vieron: “desde el octavo asalto, Matías se había quedado sin batería”. En la misma línea se expresó Sergio Mora, comentarista de Dazn, quien no ocultó su escepticismo.

A juicio de quien escribe, hubo un claro vencedor, y no fue Subriel Matías. Una victoria por decisión mayoritaria, además conseguida tras una segunda mitad del combate en claro declive, está muy lejos de reflejar lo que realmente sucedió sobre el ring. Sin restarle mérito al coraje y la tenacidad de Matías, este redactor vio ganar a Alberto Puello, con una tarjeta que podía oscilar entre 116-112 y 115-113, debido a algunos asaltos difíciles de puntuar. Pero no más allá: Puello mostró una técnica claramente superior y un plan táctico bien definido, con una fase central menos activa y un gran cierre de pelea. Conectó los mejores golpes y, como campeón en ejercicio, no fue claramente superado, ni de cerca.

Ahora solo queda esperar para ver si a Puello se le concederá la oportunidad de obtener la revancha y recuperar los cinturones que le fueron injustamente arrebatados.

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