Lo que ocurrió el pasado sábado durante la velada TAF en Milán puso de manifiesto un cambio radical en la dirección técnico-federativa, con grandes avances en devolver la atención al boxeo a través de la televisión y los medios de comunicación. Sin embargo, la gestión de algunos combates fue negativa.
En cuanto al debut de la nueva Dirección Técnico-Federativa, con nombramientos destacados como el de Giovanni De Carolis, aún debemos esperar los resultados de eventos importantes como los Campeonatos Mundiales y los Europeos Élite para dar una valoración definitiva. No obstante, en los diversos torneos celebrados hasta ahora, en mi modesta opinión, ya se siente el viento del cambio.
Volviendo al evento TAF del sábado 15 de marzo, al igual que en ocasiones anteriores, se vio un lugar impresionante y una organización interesante, con la participación de figuras del espectáculo, diversos cantantes y otras atracciones. Esto representa un paso adelante en la mejora de la imagen de un deporte como el boxeo, que muchos consideran violento.
Excelente actuación de Jonathan Kogasso, quien se deshizo de su oponente Morike Oulare en solo dos asaltos. Esto, casi con certeza, lo proyectará hacia combates contra rivales más peligrosos y metas importantes. Es un boxeador con grandes habilidades técnicas que, para un peso crucero, pueden ser un arma ganadora al más alto nivel.
Espectacular el combate entre Bologna y Falcinelli. Diez asaltos intensos sin un solo segundo de descanso, salvo en los minutos de pausa entre rounds: un combate de alta intensidad competitiva en el que la preparación física de ambos boxeadores mantuvo a todos en vilo con intercambios constantes. Al final del combate, el empate fue un veredicto justo; todo el público presente y los espectadores en casa solo pudieron aplaudir y felicitar a ambos contendientes.
Sobre los otros combates por título, más que destacar a los boxeadores, hay que señalar los errores arbitrales y de los jueces, que perjudican no solo al boxeo, sino también a los propios pugilistas. Es fundamental que los órganos encargados de juzgar apliquen el reglamento con rigor e imparcialidad, sin hacer concesiones a nadie.
Un grave error otorgó el título Mediterráneo IBF del peso semipesado a Momo Elmaghraby contra Stiven Leonetti debido a la lectura de las tarjetas tras detener el combate por un corte en la ceja del vencedor. La interpretación del árbitro fue errónea.
Según el árbitro, la herida fue causada por un cabezazo accidental, por lo que suspendió el combate y recurrió a las tarjetas. Sin embargo, los jueces auxiliares podrían haber corregido la decisión, ya que el corte fue provocado por un golpe. En estos casos, según el reglamento, la pelea debe suspenderse y la victoria por KO técnico (corte) debe otorgarse al boxeador que lanzó el golpe (Stiven Leonetti).
Se pudo haber recurrido al «VAR boxístico», como ya hacen otras federaciones. Lo mejor sería anular el combate y dejar el título vacante.
En cuanto al título italiano del peso superpluma, el error fue aún más grave. Paparo golpeó a su oponente cuando ya estaba de rodillas, conectando varios golpes en la cara y la nuca. El árbitro debió intervenir de inmediato.
Es un error imperdonable, pues probablemente Paparo habría ganado igualmente. Quienes gestionan estas carreras deberían reflexionar para no desperdiciar el progreso logrado en el boxeo italiano.