La velada del pasado sábado en el Allianz Cloud de Milán estuvo marcada por luces y sombras. El esperado evento organizado por TAF de Edoardo Germani, que supuso el regreso del boxeo a los canales de Mediaset, contó con una gran asistencia de público y entusiasmó a los espectadores gracias al encendido combate entre Paolo Bologna y Damiano Falcinelli, así como al formidable KO de Jonathan Kogasso. Sin embargo, dos graves errores arbitrales empañaron de forma irreversible la cartelera secundaria del evento. La FPI tiene todas las herramientas para reducir la frecuencia de estos episodios que perjudican al boxeo italiano: ¡ha llegado el momento de actuar!
En el primer combate de la cartelera principal, Mohamed Elmaghraby recibió una victoria como regalo después de que un derechazo perfecto de Stiven Leonetti le abriera un profundo corte cerca del ojo izquierdo. El árbitro Marco Marzuoli atribuyó erróneamente la lesión a un choque de cabezas, una interpretación que llevó a la lectura anticipada de las tarjetas en lugar del KO técnico que debía haberse decretado.
El combate siguiente también tuvo un final altamente controvertido. Francesco Paparo comenzó de manera brillante, mostrando velocidad y potencia de primer nivel, pero tras derribar a Nicola Henchiri en el segundo asalto, lo dejó fuera de combate con un derechazo al rostro mientras su rival estaba de rodillas. Increíblemente, el árbitro Sauro Di Clementi otorgó inmediatamente la victoria por KO, a pesar de la evidente falta.
Situaciones como estas dejan un sabor amargo y son extremadamente perjudiciales para quienes desean un resurgimiento del Noble Arte en nuestro país. Un espectador ocasional que presencia escenas como las descritas podría convencerse de que los resultados en el boxeo están predeterminados y que el púgil favorecido por los intereses comerciales será ayudado por todos los medios. Un gran desincentivo para volver al estadio en futuras veladas.
¿Qué se puede hacer? Nadie tiene una varita mágica, y sería ingenuo exigirle a la Federación la eliminación total de cualquier controversia, especialmente porque el favoritismo hacia ciertos boxeadores promovidos por los organizadores es, lamentablemente, una constante en rings de todo el mundo. Sin embargo, hay un par de soluciones que, si se adoptan, podrían ayudar a mitigar estos problemas, reduciendo su frecuencia y su impacto.
El primer paso es tomar medidas disciplinarias rápidas contra los árbitros que cometan errores graves y evidentes. Queremos dejar claro que este artículo no es una caza de brujas ni un ataque a la profesionalidad o la honestidad de los señores Marzuoli y Di Clementi, cuya buena fe no ponemos en duda.
Cualquiera que conozca el deporte sabe que los errores arbitrales «son parte del juego», al igual que los de los demás protagonistas. Un boxeador puede fallar el tiempo de una esquiva, un entrenador puede dar un mal consejo en el descanso, un promotor puede equivocarse en sus previsiones de venta de entradas. Sería ilógico esperar que un árbitro nunca interprete mal una acción sobre el cuadrilátero.
Sin embargo, todos estos errores tienen algo en común: quienes los cometen sufren las consecuencias. El boxeador recibe un golpe, el entrenador ve a su pupilo ser superado, el promotor pierde dinero… Del mismo modo, es justo que un árbitro que tenga una mala noche sea apartado de combates titulares por un tiempo proporcional a la gravedad de sus errores.
Además, existe otra herramienta que se está implementando en todo el mundo y que ya ha corregido varias decisiones arbitrales erróneas: el «instant replay». Este sistema permite revisar acciones controvertidas en un monitor junto al ring, permitiendo corregir errores incluso durante el combate.
Si esta tecnología hubiera estado disponible el sábado pasado, Stiven Leonetti habría sido declarado vencedor por KO técnico y Nicola Henchiri habría ganado por descalificación. En ambos casos, la repetición habría mostrado claramente al árbitro y al comisario del evento la incorrecta aplicación del reglamento.
Por ello, instamos a la Federación Italiana de Boxeo a actuar con rapidez y no perder el tren del progreso tecnológico y normativo en el que otros países ya han subido. La meritocracia en el arbitraje y la introducción inmediata de ayudas tecnológicas son esenciales para que el entusiasmo que se vive en nuestros gimnasios no se desperdicie y para devolverle al boxeo italiano el prestigio de antaño.