Ayer, su designación como retador al título mundial IBF del peso crucero, actualmente en manos del fortísimo boxeador australiano Jai Opetaia, dejó atónitos a los aficionados italianos al boxeo. Hoy, Boxe Punch les trae esta entrevista con Claudio Squeo, realizada pocas horas después de que se difundiera la impactante noticia.
El púgil pugliese, que el 13 de mayo subirá al ring del Gold Coast Convention Centre de Broadbeach, en Australia, está a punto de cumplir el sueño de cualquier atleta que haya calzado unos guantes: pelear por el cinturón de campeón del mundo.
Durante nuestra charla, Squeo nos habló de su historia personal, de su primera vez en un gimnasio, de sus referentes y de cómo se está preparando para lo que, sin duda, puede definirse como la oportunidad de su vida. Conozcamos mejor, a través de sus propias palabras, al valiente peleador de Molfetta, quien dentro de mes y medio intentará desafiar los pronósticos y llevar en alto los colores de la bandera italiana.
La noticia de tu combate contra Opetaia fue un auténtico rayo en cielo despejado para los aficionados italianos. ¿Desde cuándo lo sabías? ¿Cómo reaccionaste cuando te dijeron que enfrentarías al campeón del mundo?
Fui contactado por Tasman Fighters hace aproximadamente un mes. Me ofrecieron esta oportunidad mundialista y, para ser sincero, al principio pensé que era una broma. Este año tenía la sensación de que disputaría una semifinal mundial. Lo presentía, porque sé que he gestionado bien mi carrera: di los pasos correctos en el momento adecuado y, por eso, esperaba una llamada para una eliminatoria. El año pasado, tras sufrir una lesión, había decidido bajar de categoría, pero luego resultó ser una elección imposible de mantener, ya que, desde el punto de vista muscular, el peso semipesado no es el ideal para mí. Así que volví al peso crucero y estaba planeando defender mi título europeo IBF cuando recibí la fatídica llamada.
Obviamente, pelear por el título mundial es el sueño de cualquier boxeador, pero hay que tener la inteligencia de entender que ciertas oportunidades deben aprovecharse solo si se dan las condiciones adecuadas. Cuando me di cuenta de que la oferta era la correcta, acepté, porque soy consciente de mis capacidades y sé que no iré allí solo a hacer acto de presencia. Aunque ya sabía desde hace tiempo que disputaría el mundial, anoche no pude dormir después de recibir la noticia de la oficialización. Debido a la diferencia horaria, lo supe alrededor de las tres de la madrugada y después no logré volver a dormir por la adrenalina.
En tu opinión, ¿por qué Jai Opetaia y su equipo eligieron precisamente tu nombre entre los posibles candidatos para esta defensa del título?
Cuando entras en las clasificaciones de una federación, te vuelves elegible para disputar el título mundial. Opetaia quiere realizar una defensa voluntaria de su cinturón, por lo que debe elegir a un boxeador ubicado entre los 15 primeros del ranking. Seguramente, todos los que están por delante de mí en la clasificación rechazaron la pelea, también porque conocemos muy bien a Opetaia y no es difícil entender por qué nadie quiere enfrentarlo.
¿A qué edad entraste en un gimnasio por primera vez y con qué expectativas?
De adolescente era un chico obeso: a los catorce años pesaba unos 130 kilos y era víctima de burlas y acoso por parte de otros chicos. Un día, por casualidad, vi la película Cinderella Man y la historia me fascinó tanto que despertó mi pasión por el boxeo. A los 15 años comencé a entrenar en un gimnasio de boxeo, en contra de la voluntad de mi madre. Perdí 35 kilos en tres o cuatro meses, y ahí comenzó mi camino. Al principio, nadie habría apostado ni cinco centavos por mí, pero poco a poco logré reivindicarme.
¿Recuerdas con qué récord cerraste tu carrera amateur? ¿Qué te impulsó a pasar al profesionalismo?
Creo que hice unos setenta combates, aunque no recuerdo el número exacto. Como amateur gané el Guante de Oro y otros títulos importantes, estuve en la selección nacional y participé en las World Series of Boxing. Fue precisamente después de competir en las WSB cuando entendí que mi camino era el profesionalismo, porque me apasionaba mucho.
Tu estilo de combate es marcadamente ofensivo y se basa en la búsqueda constante del choque en la corta distancia. ¿Te ceñirás a tu habitual planteamiento incluso contra un killer como Jai Opetaia o crees que será necesario elaborar una estrategia más cautelosa?
Prefiero que esa respuesta la dé el ring. Solo durante el combate descubriremos qué tipo de estrategia adoptaré, porque un boxeador puede entrenarse para aplicar una determinada táctica, pero luego, sobre el cuadrilátero, son las situaciones del momento las que determinan la dinámica del combate.
¿Tienes algún referente entre los grandes campeones del pasado y del presente?
Puede ser un clásico, pero no puedo evitar mencionar a Mike Tyson. Luego están Sonny Liston, un boxeador que siempre me ha impresionado mucho, y también David Tua. Entre los boxeadores actuales, me gustan sobre todo Artur Beterbiev y Canelo Álvarez.
Hace poco más de un año saliste victorioso de un combate muy duro contra el finlandés Niklas Rasanen, en el que sufriste una cuenta y protagonizaste una gran remontada. ¿Qué te enseñó esa experiencia y cuánto podrá servirte de cara al gran combate del 13 de mayo?
La pelea contra Rasanen fue durísima porque recibí un golpe en las costillas en el segundo asalto y, como podrás imaginar, hacer nueve rounds con una costilla fisurada se convierte en una tortura. Aquel combate me enseñó que, además de potencia, tengo otras cualidades. Comprendí que la cabeza es fundamental: puedes terminar y ganar un combate incluso sin brazos, si tienes la determinación adecuada, y yo soy un boxeador muy tenaz.
En Italia hay varios boxeadores de nivel en las categorías del peso crucero y del peso pesado, desde el campeón italiano Jonathan Kogasso hasta el prometedor cubano Angelo Morejon. ¿Intentarás organizar sesiones de sparring con estos atletas de renombre para prepararte de cara a Opetaia?
Intentaré entrenarme con rivales que tengan características similares a las de Opetaia. Un sparring con un boxeador que no tenga ese tipo de cualidades sería completamente inútil. Morejon es sin duda un buen boxeador, pero es un peso pesado. Entre los cruceros italianos, tengo en alta consideración a Fabio Turchi; todos los demás están varios escalones por debajo en cuanto a talento. Admiro mucho a Turchi por su trayectoria, porque ha peleado contra rivales de gran nivel. Sin embargo, él, a pesar de ser zurdo, no tiene las características más adecuadas para simular el estilo de Opetaia. Buscaré a alguien que pueda ponerme en las mejores condiciones para enfrentar al boxeador australiano.
Para finalizar, te deseamos mucha suerte y cerramos esta entrevista con la pregunta de rigor. De cero a cien, ¿cuánto crees en la hazaña?
Estoy al 50 y 50, porque el boxeo siempre da sorpresas. Tengo dos brazos, igual que él. Quien me da por perdido, no conoce a Claudio Squeo.